Los ordenadores de hoy están lo suficientemente avanzados para que su función pueda aproximarse a la del intelecto humano, opinan investigadores de la Universidad Nacional de Investigaciones Nucleares de Rusia (MIFI).
Durante el próximo año y medio, en la Universidad Nacional de Investigaciones Nucleares de Rusia (MIFI) será creado el agente inteligente “Virtual Actor” dotado de inteligencia narrativa y emocional.
Alexéi Samsonóvich, profesor del Instituto Krasnow para Estudios Avanzados de la Universidad George Mason y profesor de la Cátedra de Cibernética de la Universidad Nacional de Investigaciones Nucleares de Rusia(MIFI), lo explicó en detalle a la corresponsal de RIA Novosti, Yulia Osipova.
– La MIFI obtuvo una subvención para investigar de 2015 a 2017 los modelos de sistemas cognitivos biológicamente fundados. ¿Se trata del desarrollo de la inteligencia artificial?
— Así es. Ante todo, nuestra tarea consiste en formular los principios fundamentales en las que se basa el intelecto humano. Las soluciones biológicas superan en mucho a las artificiales en lo que se refiere a su capacidad de adaptarse, estudiar, ser resistente a interferencias imprevistas. Quisiéramos modelar estos principios mediante un ordenador.
Al respecto hay muchos enfoques, un gran número de científicos se devanan los sesos buscando la solución. Algunos investigan de abajo a arriba, intentando reproducir la estructura del cerebro paso a paso, a partir de neuronas. Yo opto por otro camino: hay que penetrar en los principios fundamentales que gestionan nuestro pensamiento y solo después buscar las posibilidades de plasmarlos en modelos concretos, digamos, en las mismas redes neuronales.
Diría que se trata de un movimiento simultáneo: de abajo a arriba y de arriba a abajo. Es necesario combinar varios enfoques (funcional, el de redes neuronales, el de símbolos, lógico), es necesario aplicar un enfoque que no esté ni en el nivel inferior ni en el superior, precisamente aquí está hoy el desfase. Hay teorías que describen el pensamiento humano a un nivel alto (la psicología, la modelación cognitiva, etc.) y hay modelos que describen el funcionamiento del cerebro a un nivel bajo (neuronal). Mientras, no se logra todavía integrar ambos enfoques. Pero es aquí donde debemos esperar los mayores avances científicos.– ¿Cuándo los seres humanos empezaron a buscar sistemas similares a sí mismos?
— Esta idea hunde sus raíces en los albores de la humanidad. Los antiguos filósofos siempre reflexionaban sobre las posibilidades de entender al ser humano, de hacer su propio modelo. Pero el término “inteligencia artificial” apareció en 1956, en la Conferencia de Dartmouth, ahí se formuló claramente el programa de desarrollo del modelo del intelecto humano.
Los científicos planearon alcanzar esta meta muy rápidamente, sustituyendo al ser humano con máquinas en muchas áreas de la actividad intelectual. No lo consiguieron, y el asunto se demoró. Lo que parecía difícil resultó fácil y al revés. La tarea aún no está cumplida. Los científicos no dejan de hacer promesas y la gente ya cree que la idea de inteligencia artificial está desacredita, perteneciendo al ámbito de ciencia ficción. Pero en realidad nos aproximamos cada vez más a esta meta. Ya estamos a punto de alcanzarla.
– ¿Para qué es necesario que el ordenador disponga de un pensamiento equivalente al humano?
— La inteligencia artificial facilitará la vida humana, cumpliendo muchas tareas. Por ejemplo, en su época, el ordenador sustituyó a la calculadora, la tabla de dibujar y a los instrumentos musicales; el teléfono inteligente sustituyó a la cámara fotográfica, el dictáfono, el ordenador y hasta la linterna de bolsillo.
Ahora cabe esperar la aparición de un nuevo soporte lógico que sustituya a Photoshop, Word y las demás aplicaciones con la única diferencia de que este soporte entenderá qué es lo que necesita el usuario. Nos podremos comunicar con un ordenador o con un teléfono inteligente como con un ser humano. Es decir, se producirá un entendimiento mutuo con estos equipos como con un socio o un asesor. Estos equipos entenderán sus emociones, tareas, la situación actual en el mundo. Se trata de unos equipos singulares cuyas funciones convergen en un punto, lo que ofrecerá plena gama de opciones.– ¿Cómo se puede reproducir de modo artificial un proceso bioquímico complicado en el que participan 100 mil millones de neuronas?
— Este es el rasgo característico de nuestro enfoque: intentamos entender y reproducir los principios de procesamiento de la información en el cerebro humano, partiendo de que no es necesario reproducir todas las neuronas y canales iónicos para lograrlo.
Tomemos, por ejemplo, el hipocampo —parte del cerebro responsable de la memoria-. El manejo del espacio se realiza allí mediante un gran número de neuronas. Si las colocamos sobre una superficie plana atendiendo a determinadas reglas, su actividad conjunta se centrará en un punto con coordenadas X e Y. Así, ¿tenemos que reproducir un millón de neuronas, decenas de miles de lazos de cada una de éstas, centenas de miles de millones de canales iónicos solo para obtener estas dos cifras? Hay soluciones más eficaces.
Naturalmente, varias tareas de la red neuronal se resuelven con la máxima eficacia. Pero, ¿hay que lograr una plena conformidad biológica con el cerebro humano? Estoy seguro de que en los ordenadores actuales, los parámetros como el funcionamiento operativo y los volúmenes de memoria, están lo suficientemente avanzados para que su función pueda aproximarse a la del intelecto humano. Simplemente, no sabemos todavía cómo hacerlo. El problema no radica en la parte material de la computadora.– ¿Y qué diría sobre el genio, las capacidades creativas, la generación de ideas? ¿Será capaz de reproducirlas alguna vez un ordenador?
— Como ha dicho John von Neumann, “dígame precisamente qué es lo que no sabe hacer el ordenador y desarrollaré un ordenador que lo hará”. Si puede usted dar una definición precisa de lo que es “la generación de ideas”, no tardará en aparecer un von Neumann quien diseñará un algoritmo partiendo de esta definición y creará un ordenador capaz de generar ideas.
Imagínese que mañana aparezca un ordenador con el que se podrá comunicar por teléfono a través de un terminal. Usted no sabrá quién está al otro extremo: un ser humano o un ordenador. Supongamos que, al finalizar la comunicación, usted afirme que es genial y luego se aclare que es un ordenador. ¿Qué haría en este caso?
A propósito, el profesor de la Universidad de Palermo, Antonio Chella, creador de un robot que baila sintiendo los movimientos del ser humano (Robodanza), planea visitar la escuela internacional juvenil sobre arquitecturas cognitivas biológicamente inspiradas que tendrá lugar en la MIFI entre el 21 y el 24 de abril próximo.
– ¿Qué ambiciones científicas abriga para los próximos años y cómo ve un futuro lejano?
— No puedo anticipar los acontecimientos que se producirán dentro de unos 100 años. En ese momento, posiblemente, ya habrá un ordenador cuántico y toda la vida discurrirá en otras dimensiones en el sentido directo y figurado.Durante el próximo año y medio, pensamos crear en la MIFI un agente inteligente “Virtual Actor” dotado de inteligencia narrativa y emocional. El dispositivo entenderá el sentido de lo que pasa y los acontecimientos en proceso de evolución. Partiendo de ello, va a elaborar planes y elegir objetivos. Puede ser un actor, un robot virtual que desempeñará el papel de uno u otro personaje.
– ¿Están ustedes a punto de crearlo?
— En teoría, y entendiendo los principios de su creación, sí que estamos a punto, pero necesitamos tiempo para hacerlo realidad. De momento, planeamos crear dicho agente en forma simplificada, en forma de un juego digital. El agente virtual y un ser humano controlan piezas en la pantalla de un ordenador y de ese modo interactúan. Entre ellos surgen relaciones sociales a base de acciones emocionales. Tienen la posibilidad de golpear, saludar, ceder el paso, ayudar y apartar una piedra. Cualquier acción es emocional y, como resultado, surgen determinadas relaciones, por ejemplo, la confianza, la subordinación, el liderazgo, etc. Si uno no puede distinguir entre el ser humano y el ordenador en el mundo virtual, esto significa que hemos conseguido el nivel humano, aunque en un sentido restringido.
Todo depende de la simplicidad o complejidad del juego. En el juego de ceros y cruces es fácil modelar al ser humano. Es suficiente diseñar un algoritmo que cumpla esta tarea, agregar un poco de “ruido” para que éste erre de vez en cuando y ya está. Pero, si se trata de un juego complicado con acciones emocionales, con posibilidades de hacer algo en conjunto, manifestarse de algún modo, ya no será tan fácil. En el mundo real no podemos todavía crear un robot que no difiera del ser humano. Pero en algún nivel ya podemos. Hablando en sentido figurado, entre el juego de ceros y cruces y el mundo real.
Otra vertiente de nuestro trabajo está vinculada con el registro de la actividad del cerebro humano para entender en qué piensa un ser humano, qué percibe con los ojos, qué emociones siente. En Occidente ya se ha hecho mucho en este ámbito. Muchos científicos trabajan en esta tarea, incluidos nuestros compatriotas. Hoy, analizando la actividad del cerebro, ya se puede determinar si uno piensa en un martillo o en un destornillador. No se trata de la posibilidad de leer los pensamientos como un texto, como intentaba hacer en su tiempo Natalia Béjtereva. Ahora hablamos de la identificación de las categorías de objetos, acciones, relaciones en las que piensa un ser humano. Si uno piensa: “El médico ha salvado al paciente”, entonces, debe imaginar a un médico concreto, su paciente y su salvación. Ya se hacen tales cosas en el mundo.– ¿Piensa usted que esta tecnología es para el bien o para el mal?
— Está claro que se puede aprovechar la posibilidad de “leer los pensamientos” humanos para ejercer un control global, cuando uno ya no podrá ocultar nada ni siquiera en las entrañas de su subconsciencia. Esto sería horrible. Pero se trata de la posibilidad de ampliar la consciencia humana. Si uno puede controlar un ordenador con ayuda del pensamiento, nos será difícil decir dónde termina “el yo” y dónde comienza “el ordenador”. Mientras, las capacidades del ordenador son infinitas, a diferencia de las capacidades biológicas del cerebro humano que son limitadas.
– ¿Y si el ordenador supera el intelecto humano y después hace una revuelta?
— Los descubrimientos científicos más importantes pueden con frecuencia usarse con otros fines si llegan a parar en manos equivocadas. Por ejemplo, en la electrónica molecular, ¡cuántas esperanzas se depositaban en la creación de ordenadores en los que los elementos de cómputo estuviesen a nivel molecular! Pero, a fin de cuentas, esto tuvo como resultado el diseño de equipos de espionaje que se implantan en el cuerpo y desaparecen después.
Confío en que la inteligencia artificial esté libre de los defectos propios del ser humano. El mayor peligro representa hoy el ser humano con su capacidad de convertir el bien en mal. Me cuesta imaginar la posibilidad de crear algo más peligroso que el ser humano. El ordenador está en manos del hombre, y éste puede hacer cualquier infamia con su ayuda, pero la responsabilidad de todas formas recaerá sobre él, hasta en caso de que sea un robot el que tome la decisión de matar a alguien en el teatro de operaciones. ¿Quién lo ha creado? ¿Quién lo ha enviado allí?¿De qué revuelta de ordenadores puede tratarse, si el ordenador no es independiente? Las máquinas pasan a ser parte de la civilización humana. El ser humano programa a robots, va a enseñarles próximamente como a los estudiantes y tratarlos de igual a igual. Ello no obstante, en los próximos 100 años, los robots no podrán desplazar al ser humano, no existe siquiera tal posibilidad hipotética. Estoy seguro de esto.
Y, en comparación con la creación de armas biológicas y genéticas, la inteligencia artificial sería uno de los descubrimientos más inofensivos que puedan preverse. Creo que será un paso fundamental hacia adelante, un acontecimiento singular para la humanidad.
fuente:.sputniknews.