Imaginábamos que en el futuro estaríamos en altos hogares lejos del suelo, que lo que hay en el piso estaría reservado para la civilización en decadencia. Sin embargo, parece que la realidad encontró formas mucho más creativas de solucionar la crisis humanitaria que se vive en el planeta y es a través de pequeñas naciones autorreguladas.
En una laguna de la Polinesia Francesa ya se está construyendo la primera nación flotante autónoma, una ciudad con forma de ancla que contará con cerca de 300 hogares para que la gente tenga una nueva oportunidad sobre la Tierra. En lugar de obedecer a leyes de algún país, ni siquiera a las de la Polinesia Francesa, esta isla artificial tendrá su propio gobierno, su criptomoneda oficial que será la única forma de dinero ahí y una filosofía liberal.
Proyectada por The Seasteading Institute, esta isla flotante y artificial busca resolver problemas como el cambio climático y la corrupción, pero imaginar una sociedad nueva en medio del siglo XXI nos obliga a ir más lejos. Con un patrocinio directo de Silicon Valley, esta utopía debe acercarse a la innovación tecnológica, el cambio de narrativas globales y la reconstrucción de valores que no han funcionado durante milenios.
Si la primera comunidad tiene éxito, se construirán más como esa, que también tendrán hogares, hoteles, restaurantes, oficinas y hasta centros comerciales, todos construidos de bambú y adecuados para ser la envidia de cualquier comunidad sustentable del mundo.
Al existir más comunidades así, si algún ciudadano de estas naciones independientes decide mudarse de su comunidad por no compartir la visión política o social de sus compatriotas, sólo tendrá que desanclar su hogar flotante y navegar a otro paraíso flotante.
Blue Frontiers es una de las compañías a cargo de este proyecto y esperan que con una inversión mayor a los 42 millones de euros con los que cuentan por ahora, la primer isla artificial para un nuevo gobierno pueda estar lista para 2022, pero mientras continúen trabajando de forma abierta y honesta con el mundo, respetando el medio ambiente y las tradiciones de sus vecinos, parece que pronto podremos decidir si estamos ante el nacimiento de los nuevos tipos de civilizaciones.
