Hace diez años que la sonda New Horizons despegó hacia los confines del sistema solar, el 19 de enero de 2006. Su principal misión sería estudiar Plutón, que entonces aún era un planeta y que ese mismo año fue degradado a la categoría de planeta enano, en el último giro de una historia que comenzó con la obsesión de un empresario aficionado a la astronomía.
En 1906 el estadounidense Percival Lowell puso en marcha un ambicioso proyecto para descubrir un posible noveno planeta, al que llamó provisionalmente “Planeta X”, que según algunos astrónomos tendría que existir para poder explicar unas perturbaciones en la órbita de Urano. Una especulación similar había llevado a descubrir Neptuno, el octavo planeta más lejano, así que Lowell quiso repetir la fórmula y puso todo el empeño y todos los medios de su propio observatorio astronómico para cazar al “Planeta X”, que según él, debía ser un gran planeta (tanto como unas siete Tierras).
Aunque murió en 1916 sin ver cumplido su sueño, en su Observatorio Lowell (en Arizona, EEUU) se descubrió por fin el noveno planeta del Sistema Solar, el 18 de febrero de 1930. Lo logró Clyde Tombaugh, un aprendiz de astrónomo de 24 años al que, recién llegado al observatorio, le habían encargado la tarea de buscar “una aguja en un pajar astronómico”. Tenía que comparar pares de fotografías del cielo nocturno tomadas en días diferentes y así podía detectar si algún punto luminoso cambiaba de posición, que es lo que hacen los planetas. Tras casi un año comparando fotografías con un microscopio de parpadeo, Tombaugh por fin encontró un candidato a planeta.
Tras Lowell y Tombaugh, la tercera protagonista de esta historia fue una niña de 11 años,Venetia Burney. La noticia del nuevo planeta había dado la vuelta al mundo; y a Venetia, apasionada de las historias de la mitología clásica, se le ocurrió llamarle como al dios griego del inframundo: Plutón. El abuelo de Venetia, ex-bibliotecario en la Universidad de Oxford, se lo contó a un profesor de astronomía, quien mandó la sugerencia a sus colegas estadounidenses, y así llegó hasta el Observatorio Lowell, al que correspondía el honor de escoger el nombre del nuevo planeta y que recibió más de 1.000 propuestas desde multitud de países. En la votación final, Plutón se impuso por unanimidad a otros dos dioses (Minerva y Cronos).
El nombre caló muy pronto en la cultura popular. Ese mismo año, Walt Disney creó un nuevo personaje para acompañar a Mickey Mouse: el perro Pluto (Plutón en inglés), aunque nunca confirmó que era un homenaje al nuevo planeta. Sí que lo fue el nombre de un nuevo elemento radiactivo descubierto en 1941: el plutonio (que seguía la tradición del uranio y el neptunio).
Una historia de desmentidos astronómicos
Con semejante popularidad, para el gran público pasó desapercibido que Plutón fue un poco decepcionante desde el punto de vista astronómico, teniendo en cuenta las predicciones de Lowell sobre el supuesto gran “Planeta X” que alteraba la órbita de Urano. En 1931, los primeros cálculos reales estimaron que tenía un tamaño como el de la Tierra. Y cada nuevo cálculo fue empequeñeciendo a Plutón hasta que en 1978 se supo que la Tierra pesaba 650 veces más. Plutón era demasiado pequeño para perturbar a Urano: si existía aquel “Planeta X” de Lowell, desde luego que no era Plutón.
En 1979 Plutón dejó de ser el noveno planeta. Se convirtió en el octavo, pues su órbita se cruza con la de Neptuno, y durante 20 años (hasta 1999) estuvo más cerca del Sol. Fue en esa época cuando empezó a cuestionarse el estatus de planeta de Plutón, desde que en 1992 se descubrieron objetos similares en el cinturón de Kuiper.
Para zanjar las discusiones, la Unión Astronómica Internacional decidió establecer por fin una definición formal de planeta, que hasta entonces no existía. El acuerdo llegó el 24 de agosto de 2006, y la definición dejaba fuera a Plutón, que pasó a ser un “planeta enano” seis meses después de que la sonda New Horizons partiera hacia ese extraño mundo de hielo y roca. Seis veces más pequeño que nuestra Luna, el diminuto Plutón tiene a su vez cinco lunas y no deja de sorprendernos. Cuando el 14 de julio de 2015 la sonda de la NASA llegó por fin a Plutón nos mostró unas desconcertantes manchas rojas y lo que parecen ser grandes volcanes de hielo, aún activos.
Ventana al Conocimiento
fuente: bbvaopenmind