En Estados Unidos es raro encontrar productos farmacéuticos falsificados, drogas que se fabrican ilegalmente y pasan como los artículos genuinos. Pero en países con sistemas regulatorios más débiles, como India y Nigeria estos fármacos constituyen del 25 al 70 por ciento.
En 2010, los medicamentos falsificados representaron una industria de 75 mil millones de dólares, que parece no parar de crecer. Debido a que la mayoría de estos fármacos –destinados a tratar a los pacientes– contienen demasiado o muy poco del principio activo, mueren entre 100 mil a un millón de personas cada año en todo el mundo.
Las compañías farmacéuticas y los reguladores gubernamentales están continuamente buscando maneras de marcar los medicamentos auténticos y detectar falsificaciones. Ante ello, una compañía de biotecnología llamada Applied DNA Sciences puede tener una solución original: el etiquetado de medicamentos legítimos con ADN.
Una marca genética
Cada unidad de producto contendría una firma genética única que las autoridades podrían detectar mediante evaluaciones químicas básicas. La táctica ha funcionado en otras industrias con cadenas de suministro complejas, como la textil, y el ADN podría ser incorporado a las drogas cumpliendo con las estrictas regulaciones de la estadunidense Administración de Medicamentos y Alimentos sobre cómo incorporar de forma segura el ADN.
Ahora todo lo que falta es que las compañías farmacéuticas pongan la solución en acción. “Si tenemos en cuenta la morbilidad y la mortalidad causadas por el flagelo de la falsificación de medicamentos, es un problema urgente que requiere una respuesta global”, dice Jim Hayward, CEO de Applied DNA Sciences. “Y eso debería comenzar a nivel de la industria [farmacéutica].”
Applied DNA Sciences ha nombrado su técnica SigNature DNA, y podría ser utilizada en una miríada de productos, además de los farmacéuticos. Para hacer las etiquetas de ADN los científicos extraen código genético de las plantas y lo vuelven a ensamblar de manera que sea distinto de cualquier otro ADN en el planeta. Ese código único puede ser embebido en tinta, tela, plástico, vapor o metal, dependiendo del producto en cuestión, sin añadir pasos adicionales en el proceso de fabricación.
Seguridad ante todo
La cantidad de ADN necesaria para etiquetar las drogas es tan pequeño, dice Hayward, que no tendría ningún efecto sobre una persona al ser ingerido. Además, pasarán años antes de que el ADN empiece a degradarse, por lo que los marcadores serán útiles para elementos con una larga vida útil. La compañía también creó un dispositivo para detectar la presencia de la etiqueta de ADN, basado en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), una prueba tan fundamental para la química que se emplea en laboratorios de ciencias en escuelas de secundaria de todo el país.
La tecnología podría ser transformativa para las farmacéuticas. Para hacerlo fácil, los fabricantes podrían simplemente etiquetar el principio activo de la droga y las pruebas revelarían si el producto final contiene el marcador.
Pero los falsificadores no siempre cambian solamente los principios activos, podrían modificar agentes tales como aglutinantes, cargas, revestimientos o tintas, así que los fabricantes podrían querer etiquetar cada componente, adjudicando a cada droga un “genoma de producto” único, como Hayward lo llama. “Usted tiene una variedad de marcadores que designan cada componente de la tableta, y pueden mostrar concentración relativa de cada uno”, añade.
La compañía mantiene una base de datos que relaciona cada etiqueta con la fecha y tipo de producto, lo que podría ayudar a frustrar los criminales que tratan de vender productos farmacéuticos más allá de su fecha de caducidad.
La posibilidad de realizar un seguimiento de manera inequívoca e identificar fármacos sería útil para las empresas farmacéuticas, que gastan millones de dólares cada año en agresivos equipos legales para encontrar y procesar a los falsificadores. Pero también es útil para las organizaciones de ejecución, como agentes de control de fronteras, la INTERPOL y la Organización Mundial de la Salud, organizaciones que están continuamente monitoreando la autenticidad de los medicamentos importados.
Una inspección confiable
La industria farmacéutica es cada vez más internacional, ingredientes de India pueden ser mezclados en China, para que luego el producto pase a través de un puñado de países antes de llegar a una farmacia. Cuando los medicamentos entran a EU, la FDA y los funcionarios de control de fronteras trabajan para verificar la autenticidad de la mayor cantidad de compuestos posible. Eso puede ser difícil de hacer si, por ejemplo, los funcionarios no saben que una empresa cambió la formulación de un medicamento en particular.
Pero no sería difícil si los funcionarios pudiesen detectar una falsificación mediante simplemente la ejecución de una PCR. Las etiquetas podrían ser aún más útiles para funcionarios de países en vías de desarrollo, donde la falta de fondos del gobierno conduce a agentes de control de fronteras escasos, y los que están presentes pueden tender a aceptar sobornos de los falsificadores.
Hayward y sus colegas creen que las etiquetas podrían reducir productos farmacéuticos falsificados porque marcadores similares han funcionado en otras industrias. Las pruebas genéticas han demostrado que muchas prendas etiquetadas como 100 por ciento algodón pima, una fibra de gama alta y cara, a menudo había sido mezclada con otros algodones de menor calidad para cuando llegaba a las tiendas.
Cuando Applied DNA Sciences etiquetó el algodón pima y estudió el tejido después de haber sido desmotado, hilado, tejido y teñido en el extranjero, las empresas textiles podían estar seguras de que el producto que acabó en los estantes en EU estaba, de hecho, fabricado con la fibra que su etiqueta afirmaba. “Medimos nuestro éxito según lo que regresó a EU y llegó a las estanterías de las tiendas”, dice Hayward, las prendas eran verdaderamente 100 por ciento de algodón pima, por primera vez en la historia reciente. El departamento de Defensa también utiliza etiquetas de ADN SigNature para erradicar componentes electrónicos falsificados que terminaron en la aviación estadounidense.
A pesar de los éxitos con otros productos, hay una gran diferencia entre los medicamentos y, digamos, textiles o componentes de aeronaves. Las drogas tienen un delicado equilibrio químico, y son ingeridas o aplicadas al cuerpo. Añadiendo incluso un poco de código genético adicional podría cambiar la estabilidad de un compuesto, la forma en que se libera en el cuerpo o en la eficacia de su principio activo, dice Vincent Remcho, profesor de química en la Universidad Estatal de Oregón.
Etiquetas inocuas
Hayward dice que una cantidad tan pequeña de ADN no afectaría a este equilibrio, pero investigadores y reguladores deben ver los estudios de seguridad para confirmar esto. Sin embargo, “si todos estos factores se pueden abordar con éxito, esta técnica de autenticación podría ser muy útil; es evidente que hay una necesidad en cuanto a medios eficaces para la autenticación de los productos farmacéuticos “, añade.
Además, las regulaciones gubernamentales podrían hacer que fuese prohibitivamente complicado (y costoso) añadir ADN a un compuesto, dice Rick Sachleben, investigador de la industria farmacéutica y miembro del panel de expertos de la American Chemical Society. Para cumplir con las normas de la FDA, en el momento en que una empresa farmacéutica cambia una fórmula o componente, necesita demostrar que la droga es tan segura y efectiva como su versión anterior, lo que conlleva ensayos clínicos caros.
Para incorporar ADN en el principio activo, dice Sachleben, una compañía tiene que, esencialmente, reformular su fármaco, lo que sería exorbitantemente caro. “Las etiquetas de ADN son posibles, pero todavía hay una elevada carga regulatoria para hacer eso”, dice Sachleben. “La mayoría de las compañías farmacéuticas van a decir, ‘Mi medicamento está en el mercado y no voy a jugar con eso.'”
Esta elevada carga regulatoria es probablemente la razón por la que la mayoría de otras técnicas anti falsificación como etiquetas de rascado o códigos de barras 3-D se limitan a los envases o la superficie de las pastillas. Applied DNA Sciences ya ha superado la mayoría de obstáculos reguladores, dice Hayward, porque su sistema encaja dentro del limitado ámbito de aplicación de las medidas de etiquetado anti falsificación emitidas por la FDA en 2011. “Cumplimos totalmente con esa directriz. No hay obstáculo para la ejecución, solamente la adopción”, añade Hayward.
Algunas dificultades
La compañía está comenzando a dirigirse a los fabricantes farmacéuticos con las etiquetas SigNature DNA. Hayward no podía ser específico sobre el costo de la técnica pero dice que no afectaría al precio final de un fármaco, es “bastante asequible”, incluso para las empresas textiles que no tienen tanto dinero como los gigantes farmacéuticos.
Incluso si el costo es tan bajo como sostiene Hayward, Sachleben está de acuerdo en que la adopción será probablemente el mayor obstáculo, las compañías farmacéuticas podrían tener que llevar a cabo pruebas de seguridad o incluso ensayos clínicos, tras lo cual solo serían capaces de añadir las etiquetas a las pastillas sólidas y no a aerosoles o líquidos para seguir las directrices de la FDA. A diferencia de las tecnologías competidoras, como rascar etiquetas, los pacientes no podrían verificar si un medicamento es auténtico, y acabarían dependiendo de los funcionarios, lo que podría no ser tan fiable en países en vías de desarrollo, donde falsificaciones y sobornos por parte de los funcionarios son comunes.
Y a pesar de que el ADN sintético sin duda no es fácil de replicar, ninguna técnica antipiratería es infalible. “No hay nada que impida a cualquier compañía farmacéutica la aplicación de esta técnica. Applied DNA Sciences solo tiene que convencer a una industria altamente regulada y con aversión al riesgo de adoptar nueva tecnología, y siempre hay un desafío en eso “, dice Sachleben.
Hayward y sus colegas, sin embargo, ven un futuro lleno de oportunidades. “Prácticamente todo el mundo con quien hablamos en la industria [farmacéutica] responde con muchas ganas e interés, el etiquetado mediante ADN desencadena todo tipo de imaginación y creatividad”, dice Hayward.
La implementación de métodos de alta tecnología para disuadir a los falsificadores es un buen lugar para empezar, y “si la tecnología anti-falsificación se vuelve lo suficientemente importante, entonces estos chicos van a estar allí compitiendo con las otras tecnologías”, dice Sachleben. “Y al final, por lo general, gana la mejor tecnología”.
Fuente: Alexandra Ossola / Scientific American en español