Este evento fue concebido por la organización ecologista WWF y el The Sydney Morning Herald, un importante periódico de Sídney, Australia, y se produjo por primera vez el 31 de marzo del 2007 en dicha ciudad. Más de dos millones de australianos se unieron y desde entonces no ha dejado de batir records de participación, año tras año.
Actualmente, apagar las luces durante una hora se ha convertido en un evento planetario al que sumarse es tan fácil como apagar las luces. Es una oportunidad de oro para demostrar nuestro compromiso por un planeta más verde con un gesto simbólico muy sencilo de llevar a cabo, casi desde cualquier lugar.
El evento también tiene un fuerte componente institucional, que se manifiesta a través del apagón de numerosos monumentos emblemáticos, igualmente como muestra de apoyo. La torre Eifeel, la Alhambra, la ópera de Sídney, el Empire State Building de Nueva York, la Alhambra de Granada o, por ejemplo, el Taipéi 101, en Taiwán.
París, de nuevo protagonista
Destaca especialmente la iniciativa parisina. Tras ser los anfitriones de la cumbre climática, de nuevo brillan con luz propia con su genial idea de hacer un apagón de su famosa torre que implica a los ciudadanos.
Un particular proyecto ha permitido a los parisinos tener su propia bombilla asignada en la dama de hierro, llevando cada una de ellas un nombre. Una original manera de desmostrar más, si cabe, su compromiso en favor de la lucha contra el cambio climático cuando el símbolo de la capital francesa se apague.
Recordemos que la Earth Hour se celebra solo tres meses después de la celebración de la última cumbre del clima (COP21), que acogió la capital francesa y en la cual se alcanzó un pacto histórico a nivel global.
Si ya la pasada edición del evento tuvo una especial repercusión por ser la antesala de la COP21, también ahora cobra una gran importancia, sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que se ha conseguido y queda por hacer.
Gran movilización
Este 2016 también se espera una gran movilización. Un total de 178 países se han sumado (frente a los 170 del 2015), y dentro de cada nación se cuentan por cientos las ciudades y municipios. Ojalá también se pueda contar por millones la participación de los ciudadanos.
Solo en España este año participarán 300 ciudades y municipios, y por autonomías Cataluña es la comunidad que ha movilizado a más ayuntamientos, seguida de las autonomías andaluza, valenciana y madrileña.
Como anécdota, la adhesión de Valencia, que apagará sus luces a pesar de estar en el día grande de las Fallas. Apenas una hora antes de la cremá, la tierra de la luz y del color, seguirá temblando de puro estruendo y bullicio, pero a oscuras.
Lógicamente, se apagan las consideradas innecesarias, es decir, sin que ello afecte a la seguridad en las calles. O, por ejemplo, también es curiosa la iniciativa de la edición latinoamericana.
Preservar la biodiversidad
En la edición latinoamericana de La Hora del Planeta se ofrece vía online la posibilidad de expresar las preferencias entre distintas metas conservacionistas, como optar por la posible conservacíon de una especie o de un hábitat.
Los internautas pueden elegir entre conservar la ballena azul, el tiburón ballena, el tapir andino, la mariposa monarca o, por otra parte, el bosque nativo chileno el agua dulce colombinaa, el Gran Chaco paraguayo o la Amazonia, pongamos por caso. Otra manera de concienciar sobre la urgencia de preservar hábitats y especies vulnerables o directamente al borde de la extinción.
¿Por qué participar?
¿Y tú, vas a participar? Hacerlo es demostrar y demostrarte que el planeta te importa. Es solo un pequeño gesto, pero poco podemos reclamar a nuestros políticos, líderes mundiales y poderes fácticos cuando no nos implicamos ni siquiera con un acto tan sencillo.
Millones de personas van a apagar las luces durante una hora este 19 de marzo de 2016, de 20.30 a 21.30 horas. Un año más, pero esta vez Earth Hour tiene un significado especial.
“Es la primera movilización planetaria después de la COP21, con lo que apagar las luces es como continuar con aquel espíritu de luchar para cambiar las cosas”, dice Pierre Cannet, activista francés de WWF.
Si bien en las cumbres climáticas la ciudadanía tiene que conformarse con participar con manifestaciones en las calles, ahora esta Earth Hour los iguala. No en vano, se trata de un evento que busca la participación tanto de instituciones como de los ciudadanos. Porque, además, no hay duda de que la solución necesita de una colaboración también conjunta.
Tras la Hora del Planeta, la agenda de la lucha contra el cambio climático nos lleva al 22 de abril, Día de la Tierra. Será entonces cuando se firme el Acuerdo de París, en la sede de la ONU de Nueva York.
La ceremonia de apertura previsiblemente también contará con actos de protesta ciudadana impulsados por WWF, por lo que la décima edición del Earth Hour se encuentra en un contexto muy especial.
No cabe duda de que un acto simbólico peca de falta de concreción. Sin embargo, el objetivo no es otro que mantener el tema candente, no dejar que la llama se apague. Hacer ruido. Apagar las luces para no dejar que las brasas se extingan…
Siempre hay razones para para no actuar, como la pereza, el no creer en que las cosas puedan cambiar, en negar la importancia de las pequeñas acciones….
Por otro lado, La electricidad que se ahorra es lo de menos. Su eficacia va más allá. Tal y como apunta Pascal Canfin, director general de WWF en Francia, “cuanto más se hable del clima, más mobilización habrá y, aunque este evento no es suficiente, hay que ir más lejos y trducirlo en un compromiso más fuerte”.
Si estás pensándotelo, anímate. Apuesta por ello. Si crees en las energías renovables, en una sociedad baja en carbono, apaga la luz. Pensando en todo, seguro que hay muchas cosas interesantes que puedes hacer… ¿Qué tal jugar una partida de damas con velas como fichas? Es momento de actuar, simplemente dándole al interruptor. Apagar la luz es mantener encendida la llama de la esperanza en un mundo mejor.
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