Una buena noticia para los de California, que necesitan lluvias alimentadas por El Niño, pero una mala para muchas áreas sufren graves sequías, escasez de alimentos y de agua e incendios forestales. En lo que va del año 2016, los problemas ocasionados por El Niño han costado miles de millones de euros en daños y han hecho que más de 100 millones de personas padezcan diversos grados de carencias, tanto de agua potable como de comida y hasta de un techo donde guarecerse.

Cada año debemos lidiar con este fenómeno que nunca se presenta de igual forma, por lo que si durante algunos años provoca sequías en un punto determinado de su influencia, en otros períodos el mismo sitio puede sufrir lluvias torrenciales e inundaciones. El Niño es más conocido por ocasionar el desplazamiento de una gran cantidad de aguas cálidas del océano desde el oeste hacia el Pacífico tropical central y oriental. Ese cambio hace que el calor residual se transfiera a la atmósfera alterando sus patrones de circulación. Esas perturbaciones locales causan un efecto dominó a través de la atmósfera global que puede tener efectos a muchos kilómetros de distancia.

¿Qué son los patrones de circulación? Hay dos patrones de circulación principales que se ven afectados. En todo el trópico existe un patrón de levantamiento y hundimiento del aire llamado circulación de Walker. El aire ascendente implica tiempo inestable y lluvioso, mientras que el aire descendiente crea un clima estable y seco. Normalmente, en el Pacífico tropical un área importante de aire ascendente se encuentra sobre las aguas más cálidas. Con el desplazamiento hacia el este de El Niño dicho aire se mueve hacia el mismo lado, modificando el curso de algunas de las ramas de la circulación de Walker alrededor de los trópicos, ocasionando la presencia de fenómenos de extrema humedad en áreas normalmente secas y viceversa.

Los cambios en la circulación de Walker, a su vez provocan desplazamientos de otro patrón llamado a la circulación de Hadley que se extiende de norte a sur y de oeste a este en relación a la de Walker. Esto puede afectar a las demás corrientes creando un espacio de aire en rápido movimiento que mueve las tormentas y causa que El Niño acabe por afectar a las regiones más alejadas de los trópicos.

Impactos mundiales

Sudeste asiático

Indonesia y el sudeste de Asia constituyen una de las áreas más directamente afectadas por El Niño. El desplazamiento hacia el este en la circulación de Walker hace desaparecer las nubes de lluvias produciendo sequías importantes en amplias zonas. De hecho Indonesia, Vietnam, Tailandia, Filipinas y gran parte de los territorios de las islas del Pacífico de Estados Unidos están experimentando sequías que retrasaron la plantación de arroz, lo que pone en peligro el abastecimiento de su principal alimento. También se han producido incendios y un alto nivel de salinización del río Mekong.

Océano Pacífico

Las aguas oceánicas más cálidas pueden causar decoloración de los arrecifes de coral, matándolos, pero además son el combustible ideal para la formación de huracanes en la cuenca central y oriental del Océano Pacífico.

Sudamérica

Algunas zonas en particular de América del Sur se ven directamente afectadas por El Niño. Las aguas cálidas del océano frente a la costa occidental tienden a crear un clima más caluroso en las zonas costeras durante el invierno del hemisferio sur. Esas diferencias térmicas del agua también generan mayores tormentas en lugares en los que normalmente suele haber niveles muy bajos de lluvias, como es el caso del desierto de Atacama

La cadena de cambios en las circulaciones Walker y Hadley también tiende a llevar tiempo lluvioso a un área que incluye a Paraguay, el norte de Argentina, parte del sur de Brasil y Uruguay. En diciembre y enero pasados, las fuertes lluvias causaron la peor inundación en la región en 50 años y el desplazamiento de más de 200 mil personas. Dolores, una pequeña localidad de Uruguay, el pasado viernes 15 vio como un tornado (un fenómeno de extrema rareza en ese país) destrozaba media ciudad dejándola incomunicada, sin agua ni luz, con más de 250 heridos, algunos desaparecidos y una cifra inicial de cuatro fallecidos.

América Central y el Caribe

El área que abarca Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador vive una de sus peores sequías en décadas, según la Comisión Europea. En el este del Caribe, 2015 fue el año más seco registrado y 2016 parece presentarse con características muy similares e iguales perspectivas.

África

La sequía también se ha apoderado de una gran parte del sur de África, en particular el noreste de Sudáfrica, Mozambique y Zimbabue. Los cambios en las circulaciones Walker y Hadley interactúan con el monzón y tienden a suprimir las lluvias, lo que conduce a la sequía, las pérdidas de cosechas, la sed y el hambre.

La falta de precipitaciones ha reducido drásticamente el flujo de los ríos que alimentan las presas hidroeléctricas, lo que implica un racionamiento de energía e incluso a que haya frecuentes apagones en la región. El flujo de las majestuosas Cataratas Victoria ha alcanzado el mínimo registrado en los últimos 30 años.

Una reflexión final

Mientras que El Niño ha dado muestras en las últimas semanas de comenzar a debilitarse, es probable que sea a finales del otoño del hemisferio sur cuando se disipe totalmente, pero sus consecuencias alrededor del mundo se espera que continúen durante varios meses más.

Fuente: econoticias.com

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