El ecologista Eben Paxton, conectado por móvil desde algún lugar dentro de uno de los bosques de Hawái (EEUU), quería hablar de los terroríficos acontecimientos que están produciéndose en la isla de Kuaui. Lo llama “el desplome de las aves”.

La cuarta isla más grande de Hawái, según Paxton, un científico del Servicio Geológico de Estados Unidos, está registrando un repentino y rápido descenso de las poblaciones de aves autóctonas.

El principal sospechoso es la malaria aviar. Está siendo propagada por mosquitos y mata a pájaros tan raros como el iiwi, un mielero de un vivo tono rojo y un pico curvado. Las encuestas realizadas en el interior sin carreteras de la isla están encontrando menos aves que nunca. Para algunas especies, la extinción parece inminente.

Así que ahora un grupo de oficiales del Gobierno, conservacionistas y científicos en Hawái está considerando seriamente una solución tecnológica: los mosquitos modificados genéticamente.

Dicen que los insectos modificados, cuya progenie muere rápidamente para reducir las poblaciones de mosquito, podría representar la mejor opción para salvar las aves en peligro de extinción de Hawái. Si estas conversaciones avanzan, una idea consistiría en liberar millones de insectos modificados genéticamente para echar a los mosquitos de la meseta de Kauai y tal vez del archipiélago al completo.

Las conversaciones en torno al primer uso a “escala de paisaje” de insectos modificados genéticamente aún se encuentran en una fase temprana y han sido coordinadas por el Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de Estados Unidos, cuyas competencias incluyen las especies en peligro de extinción. Un portavoz de las oficinas de Honolulu (EEUU) de la agencia rehusó confirmar el papel de la agencia, pero sí dijo que estudia “varios” planes de recuperación para los pájaros forestales.

Lo que está claro es que los organismos modificados genéticamente son como dinamita política en Hawái. Algunos distritos han aprobado ordenanzas que prohíben la siembra de cosechas biotecnológicas. Nadie sabe cómo reaccionarían los hawaianos a los mosquitos modificados genéticamente, pero últimamente la tecnología ha estado atrayendo muchas atenciones positivas como una posible solución tecnológica para enfermedades humanas como el virus del Zika. La empresa Oxitec está probando mosquitos modificados genéticamente en Brasil y espera hacer lo mismo en Florida (EEUU).

Debido a una inserción genética a su ADN, estos bichos se reproducen, pero su progenie muere de forma prematura. Al liberar suficientes ejemplares el número de mosquitos puede caer drásticamente, aunque no desaparecen por completo.

Mientras que luchar contra enfermedades humanas atrae la atención pública además de financiación, la conservación podría acabar representando un uso igual de importante para la biotecnología avanzada. El zoológico de San Diego (EEUU) tiene planes de salvar el rinoceronte blanco del norte al clonar animales a partir de unos tejidos congelados. Unos científicos han creado un olmo americano modificado genéticamente que es resistente a la plaga que casi ha acabado con la especie.

La capital de las extinciones

Separado de la tierra más próxima por 4.000 millas náuticas, el archipiélago hawaiano tiene una diversidad de especies incluso mayor que las famosas Islas Galápagos de Darwin en Ecuador. Pero estos organismos han evolucionado dentro de un ecosistema tan aislado que no se han adaptado a las amenazas introducidas por los exploradores e immigrantes occidentales. Actualmente Hawái es conocido como la capital de extinciones del mundo. 434 especies de plantas y animales son consideradas en riesgo de extinción por Estados Unidos. Y más de la mitad de los pájaros forestales autóctonos ya se han extinguido.

Hawái no tuvo mosquitos hasta 1826. Fue entonces, según los historiadores, que un barco ballenero que había llevaba a bordo aguas residuales de su viaje a México negligentemente “drenó sus desechos repletos de bichos” en un arroyo de la isla de Maui. Pronto, se produjeron los primeros casos de malaria aviar. Para 1902, los turistas informaban de que una persona podía pasar horas en el bosque “sin escuchar el canto de ni un sólo pájaro autóctono”.

De hecho, algunas aves se habían retirado a tierras más altas. Por encima de los 1.200 kilómetros hace demasiado frío para el Culex quinquefasciatus, el mosquito común del sur, y la especie de mosquito que transmite la malaria a los pájaros. Pero estos refugiados ahora se ven amenazados debido a un clima más cálido y lluvioso.

La situación es trágica. Y un poco fascinante. Puesto que las islas tienen ecosistemas aislados, también representan un buen emplazamiento para nuevas tácticas de conservación. Eso es lo que ha provocado que los expertos en mosquitos estudien en detalle la situación de los pájaros hawaianos. Uno de ellos, Luke Alphey, es el científico que desarrolló los mosquitos de Oxitec y ahora dirige un grupo que estudia la genética de los insectos y arañas en el Instituto Pirbright en Reino Unido.

Alphey dice que uno de sus alumnos está trabajando en modificar la especie Culex quinquefasciatus asociada a los problemas de los pájaros de Hawái, y cree que la tecnología probablemente funcionaría, incluso sobre unos terrenos tan complicados como las montañas volcánicas de Hawái. Hace un par de años, impresionó a unos desesperados ecologistas con esta idea cuando visitó Hawái. “A la gente le encantó. Fue la primera vez que alguien hubiera propuesto algo capaz de cambiar la conversación totalmente”, explica el científico especializado en mosquitos del Servicio Geológico de Estados Unidos Dennis LaPointe. “Hizo que la gente creyera que las técnicas moleculares podrían representar la opción adecuada”, añade.

Hace una década, el Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de Estados Unidos dijo que costaría 2.500 millones de dólares (unos 2.200 millones de euros) a lo largo de 30 años preservar los mieleros y otras aves forestales, incluidas la compra de terrenos y la reconstrucción de hábitats. Pero los mosquitos modificados genéticamente podrían representar una forma mucho más barata de proporcionarles más tiempo a los pájaros. Alphey afirma: “Me parece a mí que se podría lograr de forma económica. Costaría mucho menos que 3.000 millones de dólares, desde luego”.

La situación más apremiante se encuentra en Kauai, una isla más pequeña y sin montañas que ofrezcan refugio a gran altitud. En un preludio a la extinción, los funcionarios de vida silvestre están capturando parejas de mieleros para conservarlas en cautividad.

Nunca se han aplicado los mosquitos modificados genéticamente a un paisaje tan vasto. Los mosquitos son demasiado delicados para ser lanzados desde aviones; algunas personas han sugerido la idea de utilizar drones. “Muchas de estas técnicas de mosquito se han aplicado a unas zonas bastante pequeñas, pero hablamos de miles de kilómetros cuadrados de bosque tropical”, explica el ecologísta de vida silvestre de la Universidad de Wisconsin en Madison (EEUU) Michael D. Samuel, que ha elaborado un modelo informático de la amenaza de extinción a la que se enfrentan los pájaros hawaianos debido al cambio climático. Samuel continua: “A mi modo de ver, erradicar una enfermedad de vida silvestre en una extensión tan grande es difícil. Dicho eso, el lugar perfecto para experimentar con estas tecnologías sería una isla. Sabemos mucho acerca de lo que implusa el sistema y podemos hacer predicciones”.

Paxton dice que está a favor de un esfuerzo máximo contra los mosquitos. Dice que la gente espera observar el uso de insecticidas convencionales seguido por una campaña de bichos del estilo de Oxitec para reducir las poblaciones de mosquitos y proporcionarles algo de tregua a los pájaros de la malaria. Dentro de varios años, una tecnología más nueva llamada genes dirigidos, que también está siendo desarrollada actualmente para abordar la malaria humana en África, podría ser empleada para eliminar los mosquitos de la isla por completo. Bajo ese enfoque, los mosquitos son modificados para propagar un gen al reproducirse que finalmente los mata a todos.

Paxton concluye: “Estaría bien librarnos de los mosquitos, antes Hawái era un verdadero paraíso de las aves”.

Fuente: technologyreview.es

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