Un trozo de roca extraterrestre nunca antes visto fue encontrado en una cantera de piedra caliza en Suecia, donde había permanecido enterrado a gran profundidad a unos 470 millones de años. Este descubrimiento, publicado este martes en la revista ‘Nature Communications’, podría arrojar luz sobre la formación de nuestro sistema solar, según afirman los expertos.
“El objeto contiene concentraciones muy altas de elementos como iridio, lo que es muy raro en la Tierra”, indica Birger Schmitz, de la Universidad de Lund, en Suecia. “El meteorito también contiene altas concentraciones de isótopos raros del elemento neón”, añade.
Se trata de una pequeña roca oscura de menos de 10 centímetros apodada Öst 65 cuyo análisis ha demostrado que presenta una composición totalmente diferente a la cualquiera de los más de 50.000 meteoritos conocidos hasta la actualidad, indica el estudio.
El equipo de científicos sostiene que puede tratarse del primer fragmento documentado de un “meteorito extinto”, un tipo de roca que ya no caerá nunca sobre la Tierra porque el cuerpo del que proviene ya se ha desintegrado.
En concreto, se trataría de un asteroide de aproximadamente 200 kilómetros de diámetro que colisionó con otro más pequeño en el cinturón de asteroides ubicado entre Marte y Júpiter hace 470 millones de años. La Tierra recibió entonces los restos de la colisión.
Antes de que se produjera la colisión de los dos cuerpos había pocas especies de animales marinos, pero después se produjo una gran diversificación de vida en la Tierra. “Fue la mayor diversificación biológica conocida y la primera vez que se logró un nivel de biodiversidad parecido al de la actualidad”, indica.
Schmitz explica que el cataclismo generado por el choque de los asteroides fue el ‘chispazo’ que necesitaba la vida para reinventarse y progresar. Según el experto, “cuando las condiciones son muy estables, todo se mantiene igual y cuando cambian los seres vivos se extinguen. Sin embargo, cuando hay una perturbación intermedia, la vida evoluciona como nunca antes lo había hecho”
“Estamos frente a uno de los fenómenos más importantes en la historia de la evolución y es un paso crucial en nuestra propia línea evolutiva”, indica Schmitz.