‘Melomys rubicola, un roedor que habita en una isla del norte de Australia, fue visto por última vez en el 2009
Los expertos consideran que un pequeño roedor australiano es el primer mamífero del planeta que desaparece a causa del cambio climático provocado por los seres humanos. El animal, cuyo nombre científico es ‘Melomys rubicola’, habitaba en el cayo Bramble, una diminuta isla que se eleva tres metros sobre el nivel del mar en el estrecho de Torres, que separa Australia y Nueva Guinea.
La existencia de este roedor, considerado el único mamífero endémico de la Gran Barrera de Coral, fue registrada por los europeos en 1845 en el cayo Bramble, donde eran muy abundantes.
No obstante, una expedición reflejó en 1978 la reducción del número de ejemplares a solo unos cientos, hasta que en el 2009 la especie fue vista por última vez.
“Probablemente esto representa la primera extinción de un mamífero causado por el cambio climático antropogénico (provocado por el hombre)”, apunta un informe científico publicado en el portal del gobierno del estado australiano de Queensland.
Hace dos años un equipo del Ministerio del Ambiente y Protección del Patrimonio del estado australiano de Queensland y la Universidad de Queensland realizó una investigación en busca de algunos de los ejemplares, sin lograr avistarlos.
Natalie Waller y Luke Leung, autores del informe gubernamental, recomendaron que se declare extinto al roedor del cayo Bramble.
Los expertos añadieron que la “raíz de la causa” de su desaparición es el aumento del nivel de las aguas que inundaron el cayo exterminando a toda la población y destruyendo su hábitat, cita el diario ‘The Guardian Australia’.Para las islas de baja altitud, como el cayo Bramble, los efectos destructivos provocados por eventos meteorológicos se agravan “por el impacto del aumento de las aguas a raíz del cambio climático” provocado por el hombre, reza el informe.
Con tan solo con unos 40.000 metros cuadrados, el cayo Bramble es un importante lugar de procreación para las tortugas verdes y varias aves marinas del Estrecho de Torres, además de tener un gran valor cultural para los indígenas que residen en la región.