Un análisis de sangre puede confirmar si un paciente ha ganado la lucha contra el cáncer.

Así lo afirma un estudio realizado por médicos de Australia y de la Universidad John Hopkins (EEUU), que emplearon una técnica llamada biopsia líquida para analizar la sangre de 230 personas que habían sometido a cirugías de cáncer de colon. Entre sus hallazgos, descubrieron que eran capaces de predecir qué pacientes tenían más probabilidades de que sus tumores se regeneraran.

Los resultados, publicados la semana pasada en la revista Science Translational Medicine, demuestran que las biopsias líquidas pueden distinguir entre los supervivientes de cáncer que tienen altas probabilidades de curares y los que tienen un gran riesgo de sufrir una recaída.

En las biopsias tradicionales, un trozo de tumor es extraído y llevado al laboratorio para análisis. En cambio, una biopsia líquida emplea máquinas de secuenciación genética para rastrear la sangre del paciente en busca de diminutos fragmentos de ADN mutado. Estos fragmentos son liberados por las células tumorales moribundas y permiten identificar cánceres que de otra forma resultan invisibles para el diagnóstico médico. Gracias a esta capacidad, algunos científicos predicen que las biopsias líquidas podrían convertirse en una forma de cribado médico universal para detectar el cáncer en fases más tempranas, cuando es más fácil de tratar.

Y los inversores no se están quedando regazados en lo que a ciencia se refiere. Este año, una start-up llamada Grail recaudó unos 900 millones de euros para una prueba de cribado que está desarrollando y que se administrará en las consultas médicas para detectar cualquier tipo de cáncer. El director de esta empresa es Jeff Huber, un antiguo ejecutivo de Google cuya mujer falleció a causa del cáncer de colon.

Pero hasta ahora, lo que ha faltado en las investigaciones de biopsia líquida son grandes estudios controlados que demuestren que los datos que proporciona son tanto precisos como útiles.

Por eso el oncólogo del Instituto Walter y Eliza Hall para Investigaciones Médicas de Victoria (Austalia) Peter Gibbs y el de la Universidad de Johns Hopkins Bert Vogelstein se propusieron aclarar si las biopsias líquidas podrían ayudar en una situación muy específica a la que se enfrentan los pacientes con cáncer de colon de fase II.

En esta fase, los tumores están bastante avanzados pero aún no han generado metástasis, por lo que los cirujanos pueden curar al 80% de los pacientes al extraer sus tumores. Pero algunos restos pueden quedarse atrás, lo que significa que algunos pacientes sufrirán su regeneración. Antes de las biopsias líquidas no existía ninguna herramienta demasiado precisa para determinar quién se había curado y quién recibiría sesiones adicionales de quimioterapia para eliminar las células cancerígenas restantes.

El equipo australiano-estadounidense se dispuso a averiguar si las biopsias líquidas podrían realizar esa predicción. Extrajeron sangre repetidamente de los pacientes de cáncer de colon mientras se sometían al tratamiento y después los siguieron durante dos años. Ni los pacientes ni sus médicos fueron informados de los resultados.

Los investigadores encontraron que el 79% de los pacientes cuya sangre aún alojaba ADN tumoral después de la cirugía finalmente recayó, frente a tan sólo el 9,8% de los que dieron negativo en la prueba. Eso significa que los médicos podrían emplear las pruebas para determinar quién necesita urgentemente más tratamiento. Al mismo tiempo, un resultado negativo tranquilizaría a un paciente al indicarle que tiene unas probabilidades del 90% de curarse, algo que el analista de JP Morgan Tycho Peterson ha denominado como “paz mental cuantitativa”.

Las investigaciones de este tipo serán cada vez más valiosas, predijo Peterson en un estudio de mercado publicado el pasado mes de septiembre por el banco. El informe afirma que las biopsias líquidas de todo tipo podrían hincharse como un globo hasta generar un mercado de 20.000 millones de euros al año para 2020, en el que las pruebas “de pronóstico” como la que describimos aquí representarían alrededor de la cuarta parte de la industria.

Fuente: technologyreview.es

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