La primera misión de Copernicus dedicada a vigilar nuestra atmósfera, Sentinel5P, ha sido lanzada desde el cosmódromo de Plesetsk, en el norte de Rusia.
El satélite, de 820 kg, se puso en órbita a bordo de un lanzador Rockot a las 9:27 GMT (11:27 CEST) de hoy.
La primera etapa se separó 2 minutos y 16 segundos tras el despegue, seguida de la cofia a los 3 minutos y 3 segundos y de la segunda etapa a los 5 minutos y 19 segundos. A continuación se produjeron los dos encendidos de la etapa superior, que pusieron el satélite en su órbita final 79 minutos tras el despegue.
Una vez separado de la etapa superior, Sentinel-5P desplegó sus tres paneles solares y comenzó a comunicarse con la Tierra. La primera señal se recibió 93 minutos después del lanzamiento, cuando el satélite pasó por encima de la estación de Kiruna, en Suecia.
En ese momento, los controladores del centro de operaciones de la ESA en Darmstadt (Alemania) establecieron los enlaces de telemetría, el mando y el control que les permiten monitorizar el buen estado del satélite.
La fase de lanzamiento y órbita temprana durará tres días, tiempo durante el cual los controladores comprobarán los sistemas clave del satélite y lo configurarán para volar por el espacio.
A continuación, durante la fase de puesta en servicio se comprobarán todos los elementos de los sistemas y se descontaminará el instrumento principal. Una vez completada, al cabo de varias semanas, la puerta del refrigerador se abrirá y se efectuarán la calibración y la validación del instrumento principal de Sentinel-5P: Tropomi.
Se prevé que la misión comience a operar plenamente en un plazo de seis meses.
“El lanzamiento del sexto satélite Sentinel del programa Copernicus da fe de la elevada competencia de la ESA, desde el momento de la concepción hasta la fase de operatividad total”, señala el director general de la ESA Jan Woerner.
“El satélite Sentinel-5P ya se encuentra seguro en órbita, por lo que depende de nuestros equipos de control conducir la misión hasta la fase de operatividad y mantenerla durante los próximos siete años o más”.
Sentinel-5 Precursor —o Sentinel-5P— es el primer satélite de la misión Copernicus dedicado a vigilar nuestra atmósfera.
Se trata de una de las seis familias de misiones dedicadas que conformarán el núcleo de la red de vigilancia medioambiental europea Copernicus. Los ‘centinelas’ y sus misiones asociadas suministran datos para monitorizar el medio ambiente y dar apoyo a actividades de seguridad civil. Y ese es precisamente el motivo por el que Sentinel-5P transporta el avanzado instrumento Tropomi.
Desarrollado en conjunto por la ESA y la Oficina Espacial de los Países Bajos, Tropomi cartografiará un gran número de gases traza —como dióxido de nitrógeno, ozono, formaldehído, dióxido de azufre, metano, monóxido de carbono y aerosoles— que afectan al aire que respiramos y, por tanto, a nuestra salud y al clima.
Sentinel-5P ha sido desarrollado para suplir el vacío de datos entre el satélite Envisat —y, en particular, su instrumento Sciamachy— y el lanzamiento de Sentinel-5, además de complementar al sensor GOME-2 del satélite MetOp.
“Con Sentinel-5P en órbita dispondremos de datos diarios y globales de nuestra atmósfera con una precisión sin precedentes”, explica Josef Aschbacher, director de los Programas de Observación de la Tierra de la ESA.
“Nuestros registros de datos históricos, combinados con la perspectiva a largo plazo del programa de satélites Copernicus, abren la posibilidad de generar conjuntos de datos que abarquen décadas, algo necesario para comprender los constantes cambios de nuestro planeta”.
En el futuro, tanto la misión geoestacionaria Sentinel-4 como la de orbitación polar Sentinel-5 monitorizarán la composición de la atmósfera para los servicios atmosféricos de Copernicus. Ambas misiones irán a bordo de satélites meteorológicos operados por Eumetsat.
Hasta entonces, la misión Sentinel-5P desempeñará un papel clave en la vigilancia y el seguimiento de la contaminación del aire.
(Fuente: ESA)