La Gran Nube de Magallanes (LMC, por sus siglas en inglés) es una galaxia enana relativamente brillante, muy cercana a la Vía Láctea, lo que permite que pueda localizarse a simple vista desde la Tierra. El primero en mencionarla fue el astrónomo Abd Al-Rahman Al Sufi, que la bautizó como el Buey Blanco de los árabes del Sur, ya que podía verse desde el Sur de Arabia. Sin embargo, hoy la conocemos como La Gran Nube de Magallanes porque fue la tripulación de este explorador quien dio cuenta de ella en Occidente tras su viaje alrededor de la Tierra.
“La proximidad de la Gran Nube de Magallanes ofrece una oportunidad muy interesante para estudiarla en gran detalle”, señala Lara Monteagudo, primera autora de este artículo y estudiante de doctorado en el IAC. Sin embargo, como explica en la investigación, “la alta densidad estelar en el centro de la barra dificultaba la posibilidad de obtener diagramas color-magnitud de las estrellas; unos datos que, por otro lado, se necesitan para determinar la historia de formación estelar de la barra central de la galaxia”.
La Nube Grande de Magallanes es el prototipo de una clase de galaxias: las galaxias espirales magallánicas. Este tipo de galaxias se distingue por tres características fundamentales: “tienen una prominente estructura estelar en forma de “barra” en su centro, un único brazo espiral que emana de un extremo de la barra y, a menudo, una gran región de formación estelar”, explica Carme Gallart, astrofísica del IAC (España) y otra de las autoras del trabajo. Sin embargo, el origen y la naturaleza de estas barras son aún desconocidos.
El trabajo publicado en la revista Monthly Noticies of the Royal Astronomical Society (MNRAS), en el que han colaborado otros investigadores del IAC, presenta la historia de la formación estelar (es decir, la cantidad de estrellas que se formaron en función del tiempo, desde la formación de esta galaxia hace 13,5 mil millones de años, hasta el momento actual) para la zona central de esta galaxia. Para ello se han estudiado dos zonas dentro de la barra de la LMC, así como en varios campos alrededor de la misma, en su disco interno.
Para llevar a cabo esta investigación, se han utilizado datos obtenidos con el telescopio VLT (Very Large Telescope) del Observatorio Europeo del Sur (ESO, por sus siglas en inglés), que se encuentra en el Observatorio Paranal, al norte de Chile; y con el telescopio espacial Hubble, de NASA/ESA.
Los resultados obtenidos indican que estas historias de formación estelar “muestran los mismos patrones en todos los campos”, indica el investigador del IAC Matteo Monelli, otro de los autores, por lo que puede deducirse que no hay un evento específico que se pueda relacionar con la formación de la barra. “La barra se habría formado a través de la redistribución de material del disco y, posteriormente, disco y barra habrían tenido eventos similares de formación estelar”. El hecho de que las dos muestras analizadas en la barra compartan las mismas características en cuanto a su composición estelar permite además acotar los modelos de formación de estas barras.
(Fuente: IAC)