Un minirrobot, herramientas utilizadas en la Luna o láseres para cartografía en 3D, entre otros, conforman el equipaje de los exploradores del futuro. El terreno será difícil y la oscuridad casi total en las cuevas volcánicas, pero estos equipos algún día podrían ayudarnos a explorar otros planetas.

 

Los paisajes de aspecto extraterrestre de Lanzarote (España) resultan casi surrealistas, pero ese es precisamente el motivo por el que sirven para acercar la realidad a las futuras misiones espaciales.

 

Este mes, una expedición con una docena de experimentos ha movilizado a 50 personas y cuatro agencias espaciales durante cinco días en cinco localizaciones distintas.

 

Este ejercicio pionero es Pangaea-X, la continuación del curso de formación geológica de la ESA Pangaea.

 

“En este curso ofrecemos las últimas tecnologías en instrumentación, navegación, detección remota, elaboración de imágenes 3D y equipamiento geocientífico”, explica Loredana Bessone, directora del proyecto por parte de la ESA.

“Las pruebas en un entorno real con tantas analogías geológicas de la Luna y Marte nos permitirán aprender mucho más que con cualquier posible simulación artificial”, añade el geólogo Francesco Sauro, director científico del programa.

 

Los astronautas, científicos e ingenieros europeos trabajan codo con codo para preparar las operaciones humanas y robóticas lejos de la Tierra.

 

El entorno incluye volcanes, cuevas y vías subterráneas formadas por la lava. Al igual que en Marte, algunas de cuevas son lo bastante grandes como para dar cabida a autopistas.

 

Hay mucho que probar, desde los paseos espaciales en zonas difíciles hasta las comunicaciones bajo tierra. Además de trabajar con escáneres avanzados, un dron y un robot operado a distancia, se tomarán muestras de microorganismos y se analizará su ADN in situ.

 

Al tiempo que un conjunto de láseres permite crear espectaculares vistas 3D de las cavernas de lava, los astronautas europeos llevan un teléfono inteligente en la muñeca que muestra instrucciones y los resultados de ADN al instante.

“Tenemos que probar en campo todas estas tecnologías y un complejo juego de herramientas de análisis; además, tenemos que aprender cómo integrarlos de la mejor forma posible en las futuras operaciones”, admite el astronauta de la ESA Matthias Maurer.

 

Pero no todo será tecnología punta. Los expertos en paseos espaciales llevan réplicas de la NASA de las herramientas de muestreo utilizadas durante las misiones Apolo en la Luna para evaluar si son aptas para futuras misiones.

 

Además, están encontrando obstáculos y barreras de movilidad durante todo el recorrido. “Es esencial optimizar las herramientas y los equipos para la exploración. La seguridad y la eficiencia serán clave para el éxito de los futuros paseos por la Luna”, apunta Hervé Stevenin, instructor de paseos espaciales de la ESA.

 

Pangaea-X se prolongará hasta el 24 de noviembre. Las organizaciones participantes se beneficiarán de los conocimientos de la ESA en operaciones y formación de astronautas, además del saber hacer de científicos, técnicos e instructores en geología de campo planetaria.

(Fuente: ESA)

Publisher: Lebanese Company for Information & Studies

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