A la hora de hablar cosméticos pensamos en cremas hidratantes, antiarrugas o productos nutritivos y reestructurantes. Procuramos escoger los mejores ingredientes para proteger la piel y hacer que luzca tersa y saludable, pero a menudo dejamos en segundo plano otra parte exterior que también requiere atención: nos referimos al cabello.
El pelo también sufre, especialmente en verano. La exposición al sol y los baños en el mar o en las piscinas deterioran la estructura del cabello, pero hay otro factor que también puede resultar perjudicial, y es nuestro propio champú. Es como “tener el enemigo en casa” sin ni siquiera sospecharlo.
La clave para proteger a nuestro cabello es elegir un champú natural sin químicos. La mayor parte de los productos que se encuentran en el mercado incluyen ingredientes desaconsejables; desprenden buen olor y producen mucho jabón, pero su uso continuado puede tener consecuencias negativas.
La única manera de protegerse contra las substancias químicas indeseadas es leer con atención las etiquetas. Pero, ¿qué componentes debemos evitar?
- Parabenos: son sustancias que se utilizan para alargar la vida del producto y evitar que se deteriore, pero irritan la piel y pueden afectar a la estructura del cuero cabelludo. El resultado, a la larga, puede ser la caída del cabello. Los parabenos más habituales en los champús son el metilparabeno y el propilparabeno; en la medida de lo posible, debemos evitarlos.
- ASL y SLS: son las siglas del lauril sulfato de amonio y del lauril sulfato de sodio. El primero se utiliza para producir espuma y el segundo para limpiar la suciedad del cabello. Los dos son detergentes agresivos que pueden destruir el cabello.
- Alcohol: es un componente muy habitual en la mayoría de champús pero produce sequedad.
- Siliconas: son derivados del petróleo y se encuentran en el champú industrial bajo denominaciones como dimethyl silicone, dimethycone o polysiosane. Aportan brillo al cabello, pero se van acumulando sobre el pelo y acaban entorpeciendo su oxigenación. Al cabo del tiempo, la estructura exterior se daña y el brillo se acaba perdiendo.
Cuidado con las fragancias y los colores
El perfume que desprende la mayoría de champús está creado de forma artificial. Son producto de la mezcla de numerosos componentes químicos que pueden crear irritación. Lo mismo ocurre con los colores, que se introducen para captar la atención del cliente. Los pigmentos para aportar color, que por lo general aparecen con las siglas FD&C o D&C seguidas de una numeración, también suelen generar reacciones adversas, especialmente en las personas más sensibles a este tipo de substancias.
Champús naturales, la alternativa más saludable
La mejor alternativa a los champús de tipo industrial es elegir productos naturales, que no incluyen ningún tipo de componente químico. En un estudio elaborado por la Universidad de Berkeley (California) se relaciona el uso de los cosméticos y champús industriales con alternacionaciones en el funcionamiento hormonal de las adolescentes. Las chicas jóvenes son las más expuestas a los efectos de estos productos químicos porque son las que más cosméticos consumen, en especial maquillajes, champús y cremas.