El grupo de investigación de la Universidad de Alicante Grupo de Simulación, Modelización y Ensayo de Estructuras (GRESMES) (España), liderado por el catedrático Salvador Ivorra Chorro, ha publicado recientemente en la revista científica Engineering Failure Analysis el estudio “Seismic behavior of 1960’s RC buildings exposed to marine environment”  en el que analiza en profundidad algunos edificios en altura de la costa de Alicante, construidos en los años sesenta y setenta, concluyendo que estos inmuebles no resisten el efecto de un sismo.

 

El estudio científico se ha centrado, en concreto, en el análisis de algunas torres de hormigón armado ubicadas en la costa alicantina pero, como confiesa Ivorra Chorro, “es algo generalizado entre los edificios de la costa mediterránea; y, en concreto, en Alicante”. Son edificios de 15 plantas, construidos en los años sesenta y setenta. En este periodo la normativa de sismo se conocía pero no se aplicaba. Los edificios construidos se edificaron sin tener en cuenta el sismo ni la acción del viento, que deteriora en mayor medida al hormigón y al acero de estos debido a su contenido en sal dado que están muy próximos al mar. El experto destaca la calidad reducida de los materiales con los que se construyeron. Según las medidas vigentes en la actualidad, estos inmuebles no resisten el efecto de un sismo. Es de destacar que estos edificios se calcularon sin considerar la posible acción sísmica, que desde los años 70 es de obligatoria consideración en la zona de Alicante y con acciones de viento más reducidas que las actuales.

 

El equipo de trabajo, compuesto por ingenieros y arquitectos pertenecientes a GRESMES, del Departamento de Ingeniería Civil de la UA, han hecho uso para el estudio de los planos de que dispone el Ayuntamiento; han comprobado que estos planos coincidieran con los edificios edificados; después, han construido un modelo de cálculo y han visto los deterioros que se producirían con el comportamiento a sismo del edificio original y del edificio a fecha de hoy. En ninguno de los dos casos los edificios resisten un terremoto.

 

Los edificios de hormigón armado están diseñados para tener una vida útil de cincuenta años con la normativa actual. A partir de los cincuenta años de vida empezarán a tener más problemas, indica el catedrático. Aclara Ivorra Chorro que no se van a caer de manera inmediata. Dependiendo de los agentes agresivos a los que las construcciones estén expuestas esta vida puede extenderse o bien acortarse. Una gran parte de los edificios de la costa alicantina se construyeron en los años 60 y 70 con “buenos” materiales de la época, pero con escasos requisitos de durabilidad y menos aún consideraciones sismorresitentes, señala Salvador Ivorra. El estudio realizado por la UA pone de manifiesto la importante vulnerabilidad actual de todos estos edificios.

 

En los edificios próximos al mar se suele observar un importante grado de deterioro como consecuencia de la corrosión de las armaduras que existen en el interior del hormigón. Dependiendo de la proximidad al mar y su exposición estos niveles pueden ser mayores o menores, llevando incluso a reducir considerablemente sus condiciones de seguridad estructural. Son habituales las reparaciones de cornisas, balcones, barandillas, etcétera, elementos en los que a primera vista el efecto de la corrosión se hace plausible y se realizan intervenciones de urgencia para evitar desprendimientos. Los daños en estos elementos externos llevan a numerosas comunidades de propietarios a intervenir en la reparación de este tipo de construcciones, ya no solo a nivel estético, sino a nivel estructural, no realizándose en algunas ocasiones de la forma más adecuada. E incluso, en remodelaciones de bajos se eliminan recubrimientos y se “descubren” pilares en situaciones realmente alarmantes con una escasa capacidad resistente.

 

El estudio realizado por GRESMES analiza en profundidad algunos edificios en altura de la costa de Alicante, teniendo en cuenta su estructura original, las acciones consideradas originalmente (fundamentalmente peso propio y sobrecargas de uso), los detalles constructivos y la evolución de estado de corrosión de la construcción. Los especialistas han analizado la evolución de la carbonatación del hormigón hasta, posteriormente, evaluar la pérdida de sección de las armaduras de acero, considerando en todo momento las calidades de los materiales estructurales de la época (años 60 y 70), que eran mucho menores que los actuales incluso en edificios de altas prestaciones de la época. Los investigadores destacan que estos edificios se calcularon sin tener en cuenta la posible acción sísmica que, desde los años 70, es de obligatoria consideración en la zona de Alicante y con acciones de viento más reducidas que las actuales.

 

Una vez analizada la situación actual del hormigón armado y su capacidad resistente después de más de 40 años de servicio, en el estudio los expertos han construido un modelo numérico para simular el comportamiento del edificio frente a distintas acciones extraordinarias, entre ellas el efecto de un posible terremoto. Analizada la misma estructura en condiciones de proyecto original y en condiciones actuales han podido comprobar que en ninguno de los dos casos podrían resistir el sismo. Influye en esta imposibilidad de resistir a terremotos, entre otros aspectos, los detalles constructivos y las disposiciones de vigas y pilares, que no son las más adecuadas. El catedrático de la UA puede certificar que, “en las condiciones actuales de deterioro, el sismo que podrían resistir es prácticamente ninguno”.

 

Tras las conclusiones el equipo científico certifica necesaria realizar una importante labor de Inspección Técnica en las Construcciones con el fin de analizar el grado de deterioro y, sin duda, una ardua tarea de intervención y refuerzo para garantizar la seguridad estructural tanto para acciones convencionales como para acciones extraordinarias.

 

Salvador Ivorra Chorro es catedrático de Universidad en el área de Mecánica de los Medios Continuos y Teoría de Estructuras en el Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Alicante, donde coordina el Laboratorio de Estructuras, es investigador responsable del Grupo de Investigación “Grupo de Simulación, Modelización y Ensayo de Estructuras” y subdirector del Departamento. Es doctor ingeniero industrial por la Universidad Politécnica de Valencia. Desde enero de 2017 es el gestor del Plan Estatal de I+D+i en el área de Construcción de la Agencia Estatal de Investigación española. Su actividad investigadora se ha centrado en el comportamiento dinámico de estructuras y en el refuerzo estructural, habiendo dedicado una importante parte de su investigación a las estructuras que forman parte del patrimonio histórico. (Fuente: UA/DICYT)

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