Una lluvia suave suele resultar beneficiosa porque tiene pocas probabilidades de causar daños y porque es más fácil aprovechar el agua así descargada que cuando la lluvia es fuerte. En este último caso, el agua tiene más probabilidades de ocasionar estragos, sobre todo si en vez de ser absorbida por el terreno se acumula en superficies, algo, esto último, muy común en áreas urbanas.

 

Las inundaciones por tormentas en ciudades se ven agravadas por la infraestructura urbana, dado que muchos de los ecosistemas naturales que absorberían la lluvia se han visto sustituidos por pavimento, lo que limita grandemente la capacidad de filtración de un área. Esto mantiene el agua de la lluvia en la superficie, donde recoge todo tipo de contaminantes (basura, metales pesados, sustancias químicas industriales) que son al final transportados hacia cuerpos de agua cercanos, incluyendo a menudo los empleados para el suministro local de agua potable.

 

Muchas ciudades no poseen sistemas adecuados para gestionar la escorrentía del agua de lluvia copiosa, y esto provoca muchos problemas cuando llueve mucho en poco tiempo. Las plantas de tratamiento del agua de lluvia son caras y hay que integrarlas en los sistemas de tratamiento de aguas y alcantarillado existentes. Sin espacios ni procesos que puedan atrapar y purificar el agua contaminada antes de que vuelva a circular o pase al entorno natural, las zonas urbanas pierden agua potable que de otro modo podría estar disponible para consumo humano e incluso para reabastecer del preciado líquido a la capa freática.

 

Dotar a las ciudades de sistemas naturales de gestión del agua de lluvia (acondicionar en ellas espacios verdes) es una opción cada vez más popular, en parte debido a que dichos sistemas son asequibles. Un equipo interdisciplinario de ingenieros y planificadores urbanísticos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, ha desarrollado ahora un sistema avanzado de este tipo, que se vale de humedales y estanques para lograr una gestión eficiente del agua de lluvia (incluyendo limpiarla) y aportar además beneficios recreativos y ecológicos.

 

Los humedales y estanques del diseño urbanístico elaborado por el equipo de Alan M. Berger, Celina Balderas Guzmán y David L. Sedlak, están pensados para resultar mucho más efectivos que los diseños existentes a la hora de controlar la circulación del agua y purificar el agua de lluvia, proporcionando al mismo tiempo los citados beneficios recreativos y para los ecosistemas.

 

 

El nuevo diseño combina ingeniería, planificación urbanística y arquitectura para obtener un espacio verde versátil. Además de gestionar el agua de lluvia, el humedal o estanque crea verdor para la ciudad, espacio recreativo para la comunidad y hábitats valiosos para la vida silvestre.

 

El diseño, a modo de conjunto de islas agrupadas, es modular y adaptable a escalas mayores, de manera que puede ser ajustado para que encaje en las necesidades y recursos de las diversas configuraciones urbanas. El trabajo de investigación se ha centrado inicialmente en dos casos específicos: la ciudad de Houston y la de Los Ángeles, ambas en Estados Unidos.

 

El equipo de investigación las escogió porque ambas son grandes ciudades en zonas con climas cálidos, con crecimiento rápido y buenas perspectivas para destinar terrenos a espacios verdes. Además, una es muy seca y la otra muy húmeda.

 

Publisher: Lebanese Company for Information & Studies

Editor jefe: Hassan Moukalled


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