El Sol se formó hace unos 4.600 millones de años, unos 50 millones años antes que la Tierra, por lo que es difícil encontrar objetos de contengan material procedente de sus primeras etapas.
Sin embargo, un equipo de expertos ha analizado antiguos cristales azules atrapados en meteoritos que revelan cómo era la estrella, que aparentemente tuvo “unos inicios muy agitados”.
Aunque no hay nada en el Sistema Solar lo suficientemente viejo como para confirman cómo era realmente el Sol, expertos de la Universidad de Chicago (EE.UU.) han analizado minerales procedentes de meteoritos, que se conservan en el Museo Field de Historia Natural, que probablemente son los primeros que se formaron en el sistema Solar.
El Sol “era muy activo al inicio de su vida, con muchas erupciones, y expulsó un flujo intenso de partículas cargadas” (protones y otras partículas subatómicas), explicó el profesor de la Universidad de Chicago Phillip Heck, uno de los autores del estudio.
Los minerales analizados son cristales de color azul pálido de hibonita y su composición contiene características propias de reacciones químicas que solo se pudieron producir si el primer Sol hubiera escupido muchas partículas energéticas.
Esos cristales se formaron hace más de 4.500 millones años y preservan datos de algunos de los primeros eventos que se produjeron en nuestro Sistema Solar y, aunque son muy pequeños -algunos de menos de 100 micras-, aún retienen trazas de los gases nobles altamente volátiles que fueron producidos por la radicación del astro en los albores de su existencia.
En sus primeros días, el Sistema Solar estaba formado solo por la estrella y un enorme disco de gas y polvo que giraba a su alrededor, lo que creaba una región muy caliente, con una temperatura de más de 1.500 grados -la temperatura de la superficie de Venús, el planeta más caliente es de solo 466 grados-.
Los cristales de hibonita, que ya habían sido analizados anteriormente, se han sometido ahora al escrutinio de la tecnología más puntera para revelar secretos que habían mantenido ocultos, pues no se disponía de instrumentos lo suficientemente sensibles, explicó otro de los autores del estudio, Levke Kööp.
Los nuevos análisis han establecido, para sorpresa de los científicos, que los diminutos cristales azules contiene trazas de helio y neón, lo que supone “la primera evidencia concreta” de la agitada primera etapa del Sol, sobre la que se había sospechado durante mucho tiempo.
Los nuevos resultados dan además, “una evidencia clara” de que los materiales del disco solar fueron irradiados directamente, señaló Kööp.
Y además los elementos más antiguos del Sistema Solar experimentaron una fase de irradiación por la que no pasaron los materiales más jóvenes, lo que los expertos creen que significa que “ocurrió un cambio importante en el naciente Sistema Solar después de que se formaran las hibonitas”, dijo.
“Tal vez, -hipotizó- la actividad del Sol disminuyó, o tal vez los materiales que se formaron más tarde fueron incapaces de viajar a las regiones del disco donde sí se producía esa irradiación”.
Fuente: EFE