La cirrosis y sus consecuencias clínicas se pueden agravar a causa de infecciones bacterianas, que pueden provocar la aparición de la insuficiencia hepática aguda sobre crónica (ACLF). Esta fase de la enfermedad se caracteriza por una descompensación aguda y un fallo en la función de múltiples órganos, como corazón, riñón, pulmones o cerebro, además del fallo hepático, por lo que es causa de una elevada mortalidad.
“Poco se conoce sobre los mecanismos celulares y moleculares del ACLF con lo que no hay opciones terapéuticas disponibles. Hasta ahora, el único tratamiento definitivo era el trasplante de hígado”, explica Jordi Gracia-Sancho, coordinador del equipo y jefe del grupo Biología Vascular Hepática del Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS) (Catalunya, España). “La investigación y el desarrollo de nuevas estrategias de diagnóstico y tratamiento para la ACLF resulta fundamental”, añade.
Diferentes estudios han demostrado la eficacia de las estatinas, fármacos inicialmente diseñados para controlar niveles elevados de colesterol, en la mejora de la hipertensión portal y sus complicaciones en las fases tempranas de la cirrosis. Para el estudio a Gastroenterology, los investigadores se han centrado en determinar si este tratamiento puede ser también eficaz en las fases más avanzadas.
Así, han desarrollado un modelo animal de ACLF a partir de la inducción de una infección bacteriana en ratas con enfermedad hepática crónica avanzada. Los investigadores han visto que el modelo animal mimetiza el que se observa en los pacientes con esta enfermedad, con lo que es válido para desarrollar estudios de eficacia con fármacos.
Después de esta observación, el siguiente paso ha sido probar si el tratamiento con simvastatina es eficaz en la disminución de las complicaciones del ACLF en el modelo. “Hemos observado que mejoran los síntomas asociados a la enfermedad, así como la supervivencia. Esto se debe a que disminuyen tanto la inflamación sistémica como la del hígado, lo que conlleva una mejora en la microcirculación hepática y una disminución de la hipertensión portal”, explica Marina Vilaseca, primera autora del estudio.
“Esta terapia cubre una necesidad para un rango de la enfermedad hepática crónica para el que no había tratamiento. Hasta ahora habíamos demostrado la eficacia de las estatinas en diferentes fases de la cirrosis, y los mecanismos moleculares responsables, pero no en esta fase tan avanzada”, señala Jordi Gracia-Sancho.
“El siguiente paso es llevar a cabo un ensayo clínico bien diseñado para evaluar los buenos resultados observados en el modelo preclínico”, concluye Jaume Bosch, investigador emérito del mismo grupo que Gracia-Sancho. (Fuente: Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer)