Las mordeduras de serpientes venenosas afectan cada año a 2,5 millones de personas en todo el mundo, causan más de 100.000 muertes y dejan secuelas físicas y psicológicas a cerca de 400.000. En este marco, un equipo de investigadores acaba de publicar en la revista ‘PLOS Neglected Tropical Diseases’ un nuevo enfoque para tratar mordeduras de serpiente, fundamentado en el uso de nanopartículas que se unen al veneno y previenen su propagación a través del cuerpo.

 

El tratamiento estándar para las picaduras de serpientes consiste en la administración, vía intravenosa, de anticuerpos de clase IgG que reconocen los venenos. Sin embargo, estas terapias deben ser administradas rápidamente, y por personal sanitario capacitado, para ser efectivas, además de ser específicas para cada tipo de veneno.

 

En este contexto, existe la necesidad de disponer de un tratamiento para la mordedura de serpiente que se pueda utilizar en el entorno rural y funcione contra las picaduras de diversas serpientes venenosas. En el estudio, Kenneth Shea, de la Universidad de California (Estados Unidos) y sus colegas, diseñaron nanopartículas que se unen y “secuestran” una serie de componentes de los venenos de serpientes Elapidae, una gran familia de serpientes venenosas que incluye cobras, kraits, serpientes tigre, serpientes de mar, serpientes de coral y mambas, entre otras.

 

Los investigadores probaron la capacidad de las nanopartículas para bloquear el veneno de ‘Naja nigricollis’ (un tipo de cobra de cuello negro) en ratones que recibieron dosis variables de las nanopartículas, inyectadas en la piel. Los envenenamientos por esta serpiente en África subsahariana causan una grave necrosis cutánea que puede dejar un daño permanente en los tejidos de las víctimas, según la información de ‘PLOS’ recogida por DiCYT.

 

En experimentos con células aisladas, se encontró que las nanopartículas secuestran una amplia gama de venenos de Elapidae. Además, en colaboración con José María Gutiérrez, del Instituto Clodomiro Picado (Universidad de Costa Rica), los experimentos con ratones demostraron que las inyecciones de las nanopartículas en los lugares con veneno mitigaron significativamente los efectos necróticos típicos, como las ampollas y las úlceras. Asimismo, las nanopartículas administradas a ratones que no habían recibido veneno no tuvieron un efecto en la piel y no indujeron toxicidad sistémica.

 

“Estas nanopartículas estables y de bajo coste tienen el potencial de ser administradas por vía subcutánea inmediatamente después de la mordedura en el lugar de envenenamiento de esta cobra, para detener o reducir la extensión del daño local y mitigar la distribución sistémica de toxinas después del envenenamiento”, subrayan los investigadores. (Fuente: CGP/DICYT)

Publisher: Lebanese Company for Information & Studies

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