No sólo Venezuela y Honduras, toda Latinoamérica vive una efervescencia migratoria que inevitablemente reconfigurará las sociedades en América; esta situación se origina en contextos de crisis en cada país.
Hay casos de poblaciones y países que habitualmente no eran migrantes, y ahora están aprendiendo a serlo; es el caso de Venezuela. Otros experimentan su papel de receptores, como Bolivia, Paraguay y el propio México, indicaron académicos de 12 países de la región, que forman parte del Seminario Universitario de Estudios sobre Desplazamiento Interno, Migración, Exilio y Repatriación (SUDIMER) de la UNAM (México), y de la Red Temática Migrāre “Migraciones y Movilidades”.
En el auditorio Jorge Carpizo de la Coordinación de Humanidades de la Universidad Nacional, presentaron los resultados de un estudio en el que, desde una perspectiva comparativa del marco jurídico de naciones latinoamericanas que reciben oleadas de migrantes venezolanos, analizaron las posibilidades laborales, opciones de residencia legal, naturalización y acceso a la condición de refugiado.
Luciana Gandini, coordinadora del SUDIMER e integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), comentó que la información fue obtenida y procesada a partir de los testimonios de venezolanos radicados en 12 naciones del continente (20 testimonios por país): Uruguay, Paraguay, Brasil, Argentina, Perú, Colombia, Ecuador, República Dominicana, Chile, Bolivia, Estados Unidos y México.
Alexandra Castro Franco, de la Universidad Externado de Colombia, indicó que en los países latinoamericanos no se atendido la vulnerabilidad ni la integración social de los migrantes.
“Estamos ante una realidad inédita, que se ha complicado por la normatividad; además, seremos testigos de una reconfiguración de nuestras sociedades. En estas circunstancias, se podría aprovechar el potencial laboral de los extranjeros, que puede ser positivo para los territorios receptores”, subrayó.
Relató que los venezolanos también salen de su país en grandes caminatas de 30 días hacia otras naciones como Brasil.
Venezuela
En su oportunidad, Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela, indicó que por lo menos 600 mil hogares en su país han reportado la migración de uno o más de sus integrantes. Más de 800 mil venezolanos dejaron su territorio entre 2016 y 2017, y más del 60 por ciento de las familias sufren inseguridad alimentaria. “La respuesta migratoria es inevitable”.
“Aunque el gobierno de Venezuela considera que la migración es un ‘montaje mediático’, ha implementado el ‘Plan vuelta a la patria’, pero quienes han emigrado no sólo tienen miedo de regresar, también temen a la persecución, por lo que no se tiene un registro oficial de venezolanos en el exterior”, aclaró.
México
Fernando Lozano, académico del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM en Morelos, mencionó que en el año 2000 habitaban en México alrededor de tres mil venezolanos, y para el año 2017 ya se tenían registrados 32 mil 600.
“Los migrantes poseen un alto nivel de escolaridad, que nutre las capas medias sociales, y ya se han incorporado al mercado laboral en México”.
La mesa redonda fue inaugurada por Alberto Vital, coordinador de Humanidades, quien resaltó el abordaje académico del SUDIMER “ante una realidad permanente en la región”. (Fuente: UNAM/DICYT)