A diario, sin saberlo, realizamos acciones que deterioran el medioambiente y los recursos que este nos proporciona.
A diario, sin saberlo, realizamos acciones que deterioran el medioambiente y los recursos que este nos proporciona. Lo importante es identificarlos y cambiar nuestros hábitos.
Conservar el agua es uno de los pasos más importantes para conservar el ambiente, según la Fundación Aquae; una de las herramientas más útiles para el ahorro en los hogares es la instalación de grifos, duchas e inodoros y permiten ahorros de hasta el 50% gracias a su forma de distribuir el agua.
Algunos de nuestros hábitos poco ecológicos son:
1. No cerrar el agua al ducharse
Aunque no lo creamos, una ducha de 10 minutos consume 200 litros de agua, según datos de la OMS. Lo ideal es cerrar la llave durante unos minutos, cuando nos aplicamos jabón o champú. Una pequeña acción ayuda usar este importante recurso adecuadamente.
2. Lavarse los dientes sin cerrar el agua
En el mismo esquema de conservación del agua, para cepillarte los dientes no es necesario dejar la llave abierta. Utiliza un vaso, llénalo y enjuágate la boca con él.
3. Usar desodorante en aerosol
Según Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (PNUMA), los propulsores, específicamente CFC-11 y el CFC-12 (clorofluorocarbonos) han sido usados ampliamente como propulsores de aerosoles, sin embargo, está comprobado que dañan la capa de ozono.
4. Echar un chicle al suelo
Esta podría parecer una acción inocente, sin embargo, los chicles están compuestos mayormente por plástico y tiene una duración de cinco años, con el paso del tiempo puede desintegrarse más fácilmente con el sol, sin embargo, uno de los mayores riesgos de tirarlos a la calle es que los pájaros pueden confundirlo con comida y morir a causa de asfixia.
5. Tirar la colilla al suelo
Además de todas las consecuencias que tiene para la salud fumar, arrojar una colilla al suelo significa que inevitablemente terminará en el mar. Según la ONG Surfrider Foundation, en la campaña de 2015 acumularon 67.423 colillas en diversos mares y océanos. En el golfo de Vizcaya y costas ibéricas atlánticas recogieron 15.288 colillas, mientras que en el Mediterráneo occidental, 25.942.
6. Dejar escapar un globo
Dejar un globo en el aire también puede parecer una acción inocente, sin embargo, al igual que el destino de los chicles, estos terminan en los estómagos de los animales. De acuerdo a la ONG Balloons Blow, estos globos acaban en los estómagos de peces, aves y demás fauna marina que no puede diferenciarla de la comida. Ingerir estos globos pueden causarles la muerte por asfixia o indigestión.
7. Desechar las pilas sin tratarlas
Tratar las pilas inadecuadamente trae muchas consecuencias, no solo para el agua sino también para el suelo; Una pila puede contaminar hasta 3.000 litros de agua. Esto no es todo, no son biodegradables, por lo que su pervivencia en el medio ambiente es larguísima: pueden tardar en degradarse entre 500 y 1.000 años.
Por si fuera poco, el mercurio, contenido en casi todas las pilas, es uno de los metales más tóxicos conocidos.
8. Conducir de forma ineficiente
Además de elegir entre usar un auto de diesel o gasolina, híbrido o eléctrico es necesario conducir de forma eficiente, los expertos recomiendan: arrancar el motor sin acelerar o iniciar la marcha justo tras arrancar el motor en motores de gasolina y esperar unos segundos en los coches diésel. Igualmente, hay que utilizar marchas largas y bajas revoluciones.
9. Tirar anillos de latas a la basura sin cortar
Los anillos que se utilizan para sujetar las distintas latas de bebidas son un peligro para la flora y la fauna cuando se desechan. Tanto su material: plástico, como su forma, representan un peligro para la vida marina.
10. Desechar las toallas de bebé en el wáter
De acuerdo a los expertos, desechar papel higiénico en el wáter no es mayor problema, sin embargo, las toallas de bebé son un gran inconveniente.
Estas toallitas llegan a las depuradoras casi intactas y en su recorrido se deshilachan, se trenzan con otros residuos y el resultado son grandes atascos. Estos atascos generan millones de dólares en gastos anuales en depuración de aguas.