Al llegar a la etapa de la vejez, es usual que se presenten enfermedades y padecimientos, siendo la demencia una de las más comunes. El adulto con demencia suele tener pérdida de memoria y comportamientos agresivos; es por ello que demanda mucha atención y cuidados.
Con el fin de brindar una mejor calidad de vida a los adultos mayores con demencia y dar apoyo a sus cuidadores, el Dr. Jesús Favela Vara, investigador del Departamento de Ciencias de la Computación del CICESE en México y Dagoberto Cruz, estudiante de doctorado en el posgrado de Ciencias de la Computación, instauraron el proyecto “Interacción humano-robot para la asistencia en el comportamientos problemáticos en personas con demencia”.
El proyecto se enfoca en investigar cómo pueden ser utilizados los robots de asistencia social (RAS) en el cuidado de personas de la tercera edad que padecen demencia, considerando las ventajas y oportunidades que ofrece el utilizar estos robots como apoyo en el manejo de comportamientos problemáticos. Para ello, esta investigación fue realizada con el apoyo del gerontólogo social Argel Grillosolle.
Un robot de asistencia social es aquel que su interacción está basada en comunicación verbal, lenguaje corporal, reconocimiento y expresión de emociones. Cuando se habla de este tipo de robots, el enfoque es más en la forma en cómo interactúa, promoviendo la interacción social sobre una interacción física. Además, debe de estar en un contexto de ayuda a la salud, de otro modo solo implicaría la cuestión recreativa en la asistencia social.
Estos robots han sido utilizados en investigación para promover estimulación cognitiva, social y apoyo a terapias físicas. Han sido empleados en niños con autismo y pacientes con accidentes cardiovasculares. En el caso del CICESE, la línea de investigación que se tomó fue específicamente en apoyo a adultos mayores con demencia.
La demencia se entiende como un grupo de trastornos que se caracterizan por el deterioro de dos funciones cerebrales específicas: la memoria y la razón. Esto afecta el pensamiento, memoria, lenguaje, juicio y comportamiento.
Algunas de las características de una persona con demencia son que comienzan a tener confusiones y generar conflictos conductuales. Se puede presentar agresividad, depresión y pérdida de memoria a corto o largo plazo. Esto los lleva a otras conductas como la repetición de preguntas, conversación monótona y perdida de noción de espacio temporal.
Una de las principales metas de este proyecto es definir y evaluar las interacciones robot-humano basadas en su conversación. Para ello, se traza una metodología fundamentada en fases genéricas de modelos de interacción, compresión de diseño y evaluación. Se realiza con base en tres ejes principales: adopción, automatización y adaptación.
La adopción se enfoca en ver cómo el robot es aceptado por la persona con demencia, y para ello se utilizan guías y estrategias que facilitan su adopción. Esto con ayuda de una serie de intervenciones en un entorno controlado y con un número determinado de personas. Estas intervenciones se hacen semanalmente.
La fase de automatización se realiza con base en los resultados de la adopción, y siempre son intervenciones personalizadas con cada uno de los participantes. A partir de las participaciones, se recauda información y se analiza. Con ello se modelan los flujos de interacción; es decir, tratar de descubrir patrones que sean más fáciles de implementar en el robot, como datos relevantes de la persona y el tipo de preguntas que se les puede hacer para tener una conversación fluida.
Y finalmente, la adaptación. Con base en la información obtenida en las fases anteriores y con ayuda de la detección de voz y emociones (por medio de un análisis paralingüístico), se busca desarrollar estrategias de adaptación para que el adulto acepte de manera más fácil y rápida al robot.
Las intervenciones del robot de asistencia social (RAS) se basan en terapias que promueven interacciones sociales por medio de una dinámica de grupo entre los participantes. Así, se realizan actividades relacionadas con musicoterapia, terapias de relajación y juegos cognitivos, todo ello con el fin de fomentar una mejor calidad de vida en el adulto mayor.
Este tipo de robots ya no solo son prototipos, sino que se han convertido en una realidad a nivel mundial. Son capaces de detectar emociones y responder a ellas por medio de indicaciones vocales y expresiones faciales. Se han utilizado como ayudantes amistosos en tiendas y hogares japoneses. Fueron diseñados especialmente para ser acompañantes domésticos de personas en la tercera edad, ayudando a calcular signos vitales como el ritmo cardiaco y respiratorio.
“Las experiencias de campo han servido para ir modificando los comportamientos y las características propias del robot. Esto ha ayudado a la recolección de información de los patrones de cómo se lleva a cabo la interacción del robot y un adulto mayor. Esto los lleva a modificar los flujos de conversación y las técnicas de inteligencia artificial”, comenta Dagoberto Cruz.
Aunque el proyecto del CICESE sigue en investigación y aún no está listo para su aplicación, desde hace un año se han realizado intervenciones a adultos mayores con demencia y se han hecho alrededor de 30 sesiones. (Fuente: CONACYT)