El cáncer cutáneo es un importante problema de salud pública y los datos disponibles en estudios realizados a nivel mundial sugieren que en los últimos treinta años su incidencia aumentó. Este incremento podría deberse a la combinación de diferentes factores tales como mayor exposición solar, esperanza de vida más alta, cambios en el estilo de vida, más actividades al aire libre, y un número mayor de personas en situación de inmunosupresión.
La población en general tiene poco conocimiento y participación en las campañas de prevención de este tipo de cáncer, por lo que el autoexamen y el control médico periódico no es el óptimo. Se define al tamizaje como un método de prevención que consiste en detectar, dentro de una población sin síntomas, lesiones pre cancerosas en las que un diagnóstico temprano posibilita realizar tratamientos con altas tasas de curación.
En las últimas décadas, en los países desarrollados, la práctica de tamizaje para la detección de los cánceres más frecuentes aumentó, pero existen marcadas diferencias demográficas de acuerdo el nivel socioeconómico/educativo, los conocimientos, las percepciones y actitudes de las personas a las cuales estos programas van dirigidos. Aquellos programas basados en controles periódicos fueron responsables de una disminución importante en las tasas tanto de incidencia como de mortalidad.
Teniendo en cuenta que en Argentina no hay muchos estudios sobre el tema, el equipo de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina) desarrolló la investigación “Relevamiento de prácticas de prevención de tumores malignos” con el objetivo de describir los hábitos de exposición solar, saberes y conductas de una población.
El trabajo realizado por los docentes del Área Metodología de la Investigación Científica, se basó en entrevistas y encuestas a mujeres mayores de 18 años, madres o tutoras de alumnos de tres escuelas de la ciudad de Concordia correspondientes a diferentes niveles socioeconómicos: bajo (grupo 1), medio (grupo 2) y alto (grupo 3). Cabe destacar que esta ciudad es pionera en el registro de tumores de distintos tipos de cáncer.
Los resultados evidenciaron que las mujeres de mayor nivel socioeconómico/educativo tienen menor exposición solar laboral y en horarios que no son nocivos. Y si bien presentan mayor exposición solar recreativa, casi todas utilizan cremas fotoprotectoras. En las de menor nivel socioeconómico el uso de estas cremas es más bajo y podría atribuirse a la imposibilidad de adquirirlas debido a su elevado costo. Ninguna mujer presentó lesiones precancerosas cutáneas, ni antecedentes personales ni familiares de cáncer de piel.
La exposición solar ocupacional diaria fue referida por el 33 % del grupo 1, 32% del grupo 2 y sólo 3,6% del grupo 3. La exposición solar recreativa, por el 30% del grupo 1, 60% del grupo 2 y 71% del 3. Sobre el uso de cremas fotoprotectoras, la información arroja que el 44% del grupo 1, el 72 % del grupo 2 y el 93% del grupo 3, se las aplican.
De acuerdo a los datos recabados, las mujeres del grupo 1 conocen las campañas de detección de cáncer cutáneo, pero ninguna de ellas participó de las mismas. La información que poseen podría atribuirse a que concurren principalmente a efectores de salud públicos, en los que se realizan actividades de promoción de la salud y campañas de prevención. La no participación podría deberse al poco tiempo disponible para el cuidado de su propia salud, de acuerdo a las opiniones surgidas de las encuestas.
El 35%, 16% y 10% de las mujeres de los tres grupos respectivamente, conocían la campaña de prevención de cáncer cutáneo; pero sólo participó el 3% de los grupos 2 y 3 y ninguna del grupo 1. Por otro lado, los controles periódicos anuales con médicos dermatólogos fueron realizados por el 30% de los grupos 1 y 2 y el 51% del grupo 3.
Las mujeres refieren cierto temor de ir al médico y que les detecten algo incurable y, a su vez, existe un rechazo a los métodos de tamizaje. Entre las posibles razones podrían mencionarse las opiniones registradas acerca de que el cáncer, una vez diagnosticado, no tiene posibilidad de cura y que la detección del mismo podría conducir a cirugías innecesarias. A partir de este registro surge el interrogante respecto al origen de tales afirmaciones que podrían condicionar la decisión de realizar los tamizajes cutáneos.
Por otro lado, los investigadores observan que estudios tales como el pap y la mamografía para prevenir el cáncer de mama y de cuello uterino están mucho más aceptados y se realizan periódicamente en todos los niveles socioeconómicos “Tanto a nivel público como privado está instalada la necesidad de hacerse este tipo de controles, a pesar de ser más invasivos que los de detección de cáncer de piel”, sostienen y consideran que también pueden influir los antecedentes y cantidad de casos de cada enfermedad.
Según los datos del Registro de la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer, entre las neoplasias que afectan a la población femenina de manera más frecuente se encuentran el cáncer de mama, de cuello uterino y de colon-recto.
Dado que a partir de las campañas se podría reducir la morbilidad, mortalidad y carga económica que la patología genera al sistema de salud, los investigadores subrayan la necesidad de una mayor difusión de las prácticas de cuidado.
Sostienen que la prevención primaria es posible debido a que pueden modificarse importantes factores de riesgo, como por ejemplo la cantidad de horas de exposición solar, frecuencia, horario y el uso de protectores que previenen la aparición de lesiones precursoras como así también de cáncer de piel.
El estudio da cuenta que los protectores solares no son utilizados de la manera recomendada por los médicos dermatólogos, a pesar de sus beneficios ya que está comprobado que su uso diario reduce el desarrollo de melanomas en comparación con el uso ocasional de los mismos.
“Las campañas deben informar acerca de los hábitos de exposición solar saludables y el uso adecuado de las cremas fotoprotectoras para disminuir la incidencia de cáncer de piel”, expresa el equipo formado por la Especialista en Dermatología María Susana Dagatti, la Psicóloga Claudia Nieto, la Estadística y Doctora Stella Maris Pezzotto y los Médicos Pablo Iwanow y María Antonella Baroni. (Fuente: Argentina Investiga)