Un nuevo estudio revela por qué ciertos niños son propensos a padecer infecciones repetidas de amígdalas durante una faringitis estreptocócica, dando respuesta a una pregunta que ha desconcertado a los científicos durante mucho tiempo.
La faringitis estreptocócica, que causa cerca de 600 millones de casos al año, tiene lugar cuando los estreptococos del grupo A (EGA) infectan la garganta y causan fiebre, inflamación de las amígdalas y ensanchamiento de los ganglios linfáticos.
La mayoría de los casos se pueden tratar con antibióticos, pero algunos niños infectados desarrollan amigdalitis recurrente (AR), una condición caracterizada por repetidas infecciones de las amígdalas. La AR tiene como resultado cientos de miles de ausencias escolares cada año y, con frecuencia, conduce a amigdalectomías, un procedimiento invasivo en el que se extraen las amígdalas afectadas.
Con el fin de comprender mejor la vulnerabilidad frente a la AR en algunos niños, Jennifer Dan y sus colegas obtuvieron muestras de amígdalas de un total de 146 niños de entre cinco y 18 años que se habían sometido a amigdalectomías por AR relacionada con EGA o por apnea del sueño. Observaron que las amígdalas con AR relacionada con EGA presentaban centros germinales de menor tamaño (puntos donde interactúan las células B y las células T) y que las muestras de sangre en el caso de AR-EGA mostraban cantidades menores de anticuerpos contra una toxina bacteriana de EGA denominada SpeA.
Estas amígdalas también albergaban menos células-T auxiliares foliculares en los centros germinales, que organizan la respuesta inmune a la infección por EGA. Curiosamente, los autores identificaron dos variaciones en los genes del antígeno leucocitario humano que se asociaron a un mayor riesgo de AR, lo que indica que algunos niños pueden estar genéticamente predispuestos a la enfermedad. Aunque se necesita seguir investigando, Dan et al. afirman que sus hallazgos podrían facilitar el desarrollo de nuevas vacunas para la AR y la faringitis estreptocócica dirigidas a la SpeA, lo que podría reducir la carga de la faringitis estreptocócica en la infancia, evitando los costosos tratamientos con antibióticos y cirugías de la AR. (Fuente: AAAS)