Es un molusco bivalvo perteneciente a la familia Corbiculidae, originaria de Asia. Allí es conocida como la almeja de la prosperidad y la buena suerte o también como la almeja de oro (nombre más conocido en acuariofilia) por la tonalidad dorada que poseen sus valvas.
Ocupa fondos de arena de arroyos y ríos de llanura de aguas claras y bien oxigenadas, donde se alimenta del plancton y detritos que filtra continuamente. Puede tolerar salinidades de hasta 13 ppm durante períodos cortos.
Distribución
Bivalvo procedente de Asia, Nativo del sureste de China, Corea, el sudeste de Rusia, y la Cuenca del Ussuri. Actualmente se encuentra en la mayoría de las cuencas de los ríos de Españoles.
Condiciones ambientales
Acuario: Mínimo de 40l, con sustrato de grano fino para que pueda enterrarse Debe ser un acuario muy maduro para que tenga suficiente carga biológica para alimentarse.
Temperatura: De 2 a 30 grados, para su reproducción necesitan un mínimo de 16 grados.
Agua: Aguas ricas en oxigeno, se adapta bien a diferentes parámetros de dureza y ph, extremadamente sensible a metales (cobre, etc) y al cloro. Le gusta cierta corriente de agua.
Actualmente, los investigadores están confirmando la calidad ecológica del agua tratada con otras especies como peces, plantas acuáticas y diversos tipos de algas. Además, en la Universidad de Huelva se está desarrollando una nueva línea de investigación basada en la posibilidad de comercializar los metales resultantes de la técnica de depuración y poder así autogestionar la construcción de plantas depuradoras con esta técnica. “Por ejemplo, sólo en la planta de Mina Esperanza, en Almonaster la Real, se han acumulado más de 800 kilogramos de cobre, lo cual multiplicado por los cientos de vertidos en las decenas de minas abandonadas que existen, podría convertirse en una posibilidad de economía circular para la zona”, afirma Francisco Macías.
Detecta el estado de contaminación de aguas ácidas
Investigadores del Departamento de Ciencias de la Tierra y del Centro de Investigación sobre Recursos Naturales, Salud y Medio Ambiente de la Universidad de Huelva (España) junto con el Centro de Investigaciones Costeras de la Universidad de Atacama en Chile, han utilizado la almeja asiática como especie bioindicadora de la contaminación de aguas mineras. Los expertos han diseñado una técnica de depuración que abarata los costes con respecto a los sistemas convencionales, no necesita consumo energético y su coste de mantenimiento mínimo. Además, han comprobado la eficacia del método a nivel ecológico demostrando la posibilidad de la existencia de vida tras la limpieza del líquido contaminado.
Para ello, han depositado la especie en las distintas fases del procedimiento de depuración de aguas con una alta concentración de metales tóxicos. En la última fase del proceso donde la depuración ya se ha realizado, se ha demostrado que es posible la vida. Las almejas, al ser organismos filtradores, actúan como esponjas, capturando en sus tejidos contaminantes, como los metales. Su nombre científico es Corbicula fluminea y es una especie invasora presente en España desde los años 70 que se seleccionó para el estudio por su capacidad de resistencia y adaptación a ambientes ácidos.
De esta forma, el mantenimiento es mínimo y mucho más económico que el que se utiliza para las depuradoras convencionales que utilizan las minas en activo. Según indica el investigador de la Universidad de Huelva Francisco Macías, autor del estudio: “Las minas en activo tienen presupuesto y personal para el mantenimiento de una depuradora convencional, sin embargo cuando la instalación está en desuso, es necesario tener una alternativa que reduzca los costes y el mantenimiento”.
Tras analizar los resultados, comprobaron que la especie muere inmediatamente en las aguas ácidas. Sin embargo, en el momento de la depuración química del agua en la planta, las condiciones de vida son altas, del 95%, aproximadamente, y no sufren estrés. Finalmente, cuando el agua ha discurrido por el arroyo y llega al Odiel, la probabilidad de supervivencia aumenta aún más. Es por ello que el trabajo consigue que la tecnología desarrollada permita unas condiciones actas para la vida y, además, establece que esta especie de almeja puede ser una herramienta de biomonitorización de la contaminación.