La terapia celular basada en células dendríticas tolerogénicas es segura y no presenta efectos adversos en esclerosis múltiple y neuromielitis óptica. Así concluye un nuevo estudio sobre este tipo de células, que se obtienen de la sangre del propio paciente, el primer ensayo clínico que ha incluido muestras de neuromielitis óptica.
Este tipo de células, que se obtienen de la sangre del propio paciente, están modificadas para inhibir la respuesta inflamatoria característica de estas enfermedades.
El estudio es obra de investigadores del Hospital Clínic–IDIBAPS, con la colaboración de científicos de otros cuatro centros españoles, y se ha publicado en la revista PNAS. El ensayo, impulsado por la Fundación Grupo de Afectados de Esclerosis Múltiple (GAEM) y la Caixa, ha sido coordinado por Pablo Villoslada y Daniel Benítez, ambos del IDIBAPS.
Se trata del primer ensayo clínico que ha incluido a pacientes de neuromielitis óptica, considerada por su incidencia (5-10 personas de cada 100.000) como una enfermedad rara.
Los resultados han demostrado también que esta terapia celular es capaz de activar una parte del sistema inmunitario responsable de terminar la inflamación y, de este modo, sería posible detener el daño que estas enfermedades causan en el cerebro.
Dado que este primer estudio ha obtenido resultados positivos de seguridad y eficacia, se plantea proseguir los ensayos con un nuevo estudio en fase 2 que determine la eficacia clínica en el control de la esclerosis múltiple para evitar el aumento de la discapacidad.
El tratamiento con células dendríticas tolerogénicas es un tipo de terapia celular cuyo objetivo es modular las defensas del paciente de forma específica y selectiva para frenar la inflamación que causan la esclerosis múltiple y la neuromielitis óptica sin alterar el resto de las defensas.
Consiste en aislar y madurar en el laboratorio un tipo de glóbulos blancos de la sangre, las células dendríticas, y hacerlas tolerantes a proteínas de la mielina y del cerebro contra las que reacciona el sistema inmune de los pacientes.
La maduración de estas células en el laboratorio está dirigida a que supriman la inflamación en vez de promoverla. Dado que las células son del propio paciente (autólogas), no sufren rechazo y pueden realizar su función tras ser inyectadas.
En el ensayo, que se puso en marcha a finales de 2015, participaron 12 pacientes, 8 con esclerosis múltiple y 4 con neuromielitis óptica. El objetivo fue verificar la seguridad del tratamiento y la ausencia de efectos adversos moderados o graves.
“Los resultados de este estudio de fase 1 demuestran que el tratamiento es seguro en las dosis probadas, y hemos comprobado su efecto en el sistema inmune, lo que permite continuar con los ensayos clínicos”, explica Pablo Villoslada.
En el mismo estudio se ha llevado a cabo un análisis de marcadores inmunológicos asociados a las dos enfermedades citadas. “Hemos podido observar que las células dendríticas producidas en el laboratorio tienen un perfil tolerogénico o antiinflamatorio, es decir, que están orientadas a inhibir la respuesta inflamatoria, que es el objetivo de la terapia”, indica Daniel Benítez.
“En concreto, hemos observado que el tratamiento induce la producción de glóbulos blancos reguladores (llamados Tr1), que podrían restaurar la tolerancia inmunitaria natural. Aún falta por determinar si los cambios observados en la respuesta de los pacientes tratados produce una mejoría de la evolución clínica”, añade Benítez.
La terapia celular ensayada es capaz de activar una parte del sistema inmunitario responsable de terminar la inflamación. (Foto: IDIBAPS)
El siguiente paso es llevar a cabo un ensayo de fase 2 con más pacientes que demuestre que esta estrategia terapéutica es clínicamente eficaz.
Los investigadores señalan que la aplicación de este tipo de terapia no solo supone un gran avance para estas dos enfermedades neurológicas, sino que se espera que pueda aplicarse en otras enfermedades autoinmunes y reumatológicas, como las encefalitis autoinmunes, la artritis reumatoide o la psoriasis.
La esclerosis múltiple es una enfermedad del sistema nervioso crónica e inflamatoria que destruye la sustancia protectora de las fibras nerviosas, la mielina. Se trata de la segunda causa de discapacidad neurológica en adultos jóvenes (20-40 años), y afecta más a las mujeres que a los hombres.
La inflamación que se produce durante los brotes de la enfermedad provoca episodios transitorios de pérdida de fuerza, sensibilidad o visión, pero con el tiempo la esclerosis múltiple se convierte en una enfermedad degenerativa, con un aumento progresivo de las secuelas.
Los síntomas varían de una persona a otra, y la evolución viene determinada por el área dañada. “En la actualidad no existen terapias para curar de forma definitiva esta enfermedad, y los tratamientos existentes, que tienen numerosos efectos secundarios, solo son eficaces parcialmente, y más en las fases iniciales”, señala Villoslada.
La neuromielitis óptica, por su parte, es una enfermedad rara del sistema nervioso, también de origen inflamatorio. Se caracteriza por brotes que pueden causar ceguera o provocar paraplejia. Tiene una incidencia menor que la esclerosis múltiple, pero es más grave porque produce mayores secuelas. (Fuente: Hospital Clínic / SINC)