Investigadores de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Huelva (España) han desarrollado una cartografía de vulnerabilidad de edificaciones para las localidades de Ayamonte, Isla Cristina, Lepe, Cartaya, Punta Umbría, Mazagón y Matalacañas en el caso de que la costa onubense sufriera un tsunami similar al provocado por el terremoto de Lisboa de 1755.
En el trabajo “Análisis de la vulnerabilidad de las poblaciones costeras de la provincia de Huelva (suroeste de España) ante tsunamis”, los investigadores de la Onubense (Izquierdo, T., Abad, M., Rodríguez-Vidal, J., Ruiz, F., González-Regalado, M.L., 2019. ) han evaluado los daños sobre las construcciones de las poblaciones costeras, planteando un escenario asimilable al expuesto en las crónicas históricas para el tsunami asociado al terremoto de Lisboa de 1755, correspondiéndose con el peor escenario posible.
Según este escenario, reflejan los expertos en el estudio, las olas avanzarían tierra adentro varios kilómetros a través de los valles fluviales, inundando las playas y los estuarios por completo. Casi un 20% del total de la costa expuesta (442,9 km2) quedaría inundada bajo una lámina de agua de 7,5–10 metros sobre el nivel del mar (zona de peligrosidad alta), incluyendo diversas poblaciones, espacios naturales protegidos y bienes patrimoniales de la provincia. “Elementos patrimoniales como las torres almenaras, los puentes mineros de las Compañías Riotinto y Tharsis, o parajes de alto valor ecológico como el Parque Nacional y Natural de Doñana y las Marismas del Odiel, se localizan en áreas de peligrosidad alta y resultarían dañadas. Las masas forestales asociadas a las dunas costeras recibirían el impacto directo de las olas, experimentando graves daños, pero atenuando la energía del evento en las zonas localizadas hacia el interior”, subrayan los investigadores. En torno a unos 80 km2 de costa, presenta peligrosidad alta.
La cartografía de vulnerabilidad elaborada ante un hipotético tsunami de estas características, en varios núcleos urbanos localizados a lo largo de la costa de Huelva, muestra daños potenciales más importantes en las poblaciones del sector occidental de la provincia.
Mientras que municipios localizados directamente en la línea de costa, como Isla Canela, Isla de El Moral, o Punta Umbría, se edifican en zonas de peligrosidad alta y media, la amplia heterogeneidad del tipo de construcciones existentes en ellas derivan en Índices de Vulnerabilidad muy variables, que van de muy bajo a muy alto.
Esta disparidad de estilos es consecuencia de la convivencia de edificaciones de varias plantas, cimentaciones profundas y materiales sólidos, dedicados al turismo en temporadas altas (vulnerabilidad baja y muy baja), con viviendas unifamilares, de 1 o 2 plantas y ladrillo, que han supuesto el tipo de construcción clásica del litoral onubense en las últimas décadas (vulnerabilidad alta y muy alta). A lo anterior, apuntan, hay que sumarle la frecuente existencia de construcciones de materiales ligeros, destinadas a la restauración y ocio, que se distribuyen de forma heterogénea a lo largo de las playas, ocupando los sistemas dunares costeros (vulnerabilidad muy alta). En estas tres localidades más del 50% de las construcciones presentan vulnerabilidades altas y muy altas.

 

 

Las ciudades de Ayamonte y Huelva suponen casos distintos a los anteriores, por su situación dentro de un estuario y, principalmente, por el tipo de urbanismo que las caracteriza en comparación a las anteriores. Mientras que Ayamonte posee un porcentaje de superficie relativamente alto (20%) de peligrosidad alta, en Huelva solo un 3% de la superficie está edificada en zonas de peligrosidad alta. De igual manera, el número total y porcentaje de construcciones con vulnerabilidad alta y muy alta es mucho mayor en la primera (62%) respecto a la segunda (31%). “Esta situación se deriva no sólo de la altura de inundación de la lámina de agua a la que estarían expuestas ambas ciudades y la superficie afectada, sino también por el tipo de construcción más frecuente y conservación de las mismas.
Los resultados obtenidos permiten aproximar y visualizar los efectos potenciales de un tsunami sobre los núcleos urbanos en distintas localidades del litoral de Huelva, considerando los tipos de construcciones más frecuentes en cada una de ellas, la superficie del núcleo urbano afectada y la altura de la inundación marina. Este tipo de estudios constituyen herramientas muy adecuadas para gestionar la ordenación del territorio, concienciar a la población y elaborar planes de evacuación, todo ello, destinado en conjunto a mitigar los daños ocasionados por un futuro tsunami en el Golfo de Cádiz”, comentan.
El grupo de expertos describe, asimismo, los daños que previsiblemente tendrían lugar en las infraestructuras expuestas a la inundación marina. “La aparición de barreras naturales, como bosques, dunas o marismas, pueden en algunos casos atenuar los efectos destructivos del tsunami, si bien todas las poblaciones, excepto Huelva, poseen un porcentaje superior al 50% de edificaciones con Índices de Vulnerabilidad muy alto o alto en caso de producirse un evento de estas características”.
Según destacan los autores, “las marismas del Odiel se encontrarían por debajo de una lámina de agua de unos 8,5 m, quedando las diferentes islas fluviales que se extienden a lo largo del estuario sumergidas entre 5 y 9 m según el punto considerado. La fecha litoral de Punta Umbría sería igualmente sobrepasada por completo por las aguas, aunque en algunas zonas la inundación no superaría los 3 m. Hacia el este, todo el sector de influencia marina del estuario y la zona adyacente al canal principal, en la actualidad ocupada por refinerías, plantas petroquímicas y muelles, aparecen expuestas a una peligrosidad media a baja, con alturas de inundación media de 5,5 m. En esta zona, solo los alrededores de La Rábida, de alto valor patrimonial, experimentarían una inundación significativa.
La ciudad de Huelva y el Polo Químico e Industrial, localizado en las marismas al sur del núcleo urbano principal, se ubican en una zona de peligrosidad media en su mayor parte, con alturas de inundación variables entre 3 y 6 m. En las proximidades del casco urbano las únicas zonas con peligro de quedar sumergidas bajo más de 7,5 m de lámina de agua se encuentran cerca del cauce del Río Odiel, a su paso por algunas zonas bajas de la ciudad. El sector suroriental del estuario y las proximidades del cauce del Río Tinto resultarían menos afectados.
Respecto a la desembocadura del río Guadalquivir, la distancia de penetración del mar tierra adentro resulta difícil de estimar, considerando la barrera natural tan efectiva que supone la flecha de Doñana y el avanzado estado de colmatación del estuario. Sin embargo, la enorme extensión de sus marismas y el bajo gradiente topográfico facilitarían la inundación de todo el valle bajo del Guadalquivir. (Fuente: UHU / Fundación Descubre)

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