En los países pobres, todavía hay niños que no pueden acceder a las vacunas contra el sarampión. En los ricos, algunas familias optan por no vacunar. UNICEF alerta de que la enfermedad se está propagando a un ritmo alarmante.
Unos 169 millones de niños no han recibido ninguna dosis de la vacuna contra el sarampión entre 2010 y 2017, unos 21,1 millones de menores al año, según los datos de UNICEF.
El creciente número de niños sin vacunar ha dado lugar a los brotes de sarampión que en la actualidad afectan a varios países. Hasta marzo de este año, se han producido más de 110.000 casos de sarampión en el mundo, un aumento del 300% respecto al mismo periodo del año pasado. En 2017, más de 100.000 personas, la mayoría de ellas niños, murieron debido al sarampión, lo que supuso una subida del 22% respecto al año anterior.
“La semilla de los brotes de sarampión que vemos hoy se plantó hace años”, dice Henrietta Fore, la directora ejecutiva de UNICEF. “El virus del sarampión siempre va a encontrar la forma de llegar hasta los niños sin vacunar. Si somos serios en evitar la propagación de esta enfermedad peligrosa, pero prevenible, tenemos que vacunar a todos los niños en los países pobres y ricos por igual”.
Para proteger a los niños de esta enfermedad son necesarias dos dosis de la vacuna. En todo el mundo, un 85% de los niños recibió la primera dosis en 2017 y solo un 67% quedaron totalmente protegidos con una segunda. La Organización Mundial de la Salud recomienda que la cobertura sea del 95% para lograr lo que se conoce como “inmunidad de grupo.
En los países ricos, un 94% de los niños reciben la primera vacuna y un 91%, la segunda. Estados Unidos es el país desarrollado con el mayor número de niños que no recibieron la vacuna entre 2010 y 2017: más de 2,5 millones. Le siguen Francia y el Reino Unido, con más de 600.000 y 500.000 niños sin vacunar durante el mismo periodo.
En estos países el problema no es la falta de vacunas o su precio, sino la negativa de algunos padres a ponérselas a sus hijos.
“Uno de los problemas es la complacencia. En estos países algunos pediatras nunca han visto un niño con sarampión. Y hay la sensación de que ya se ha hecho el trabajo y que no es un riesgo para las comunidades y las familias”, explica Robin Nandy, director de vacunación en UNICEF.
En cuanto al movimiento antivacunas, el especialista cree que “todavía es pronto” para conocer el impacto real que tiene. “Todo tiene que ver con la confianza en el sistema de salud y en los profesionales, los pediatras y las enfermeras. Es más difícil dejarte influenciar por la desinformación si confías en los profesionales”, añade.
En los países pobres y en desarrollo, la situación es mucho peor y el problema es distinto. Aquí millones de niños no tienen acceso a las vacunas. En 2017, en Nigeria, 4 millones de niños no recibieron la primera dosis; en India, 2,9 millones, Pakistán e Indonesia, 1,2 millones en cada uno y en Etiopía, 1,1 millones.
UNICEF y sus socios, como la Iniciativa contra el Sarampión y la Rubeola y Gavi, la alianza por las vacunas, están tomando medidas para frenar los brotes de sarampión:
– Negociando los precios de las vacunas, que están en mínimos históricos
– Ayudando a los países a llegar hasta los niños no vacunados
– Entregando vacunas y otros materiales de inmunización
– Apoyando campañas de vacunación
– Trabajando con los países para que incluyan la segunda dosis en sus calendarios de vacunación. Camerún, Liberia y Nigeria lo harán en 2019.
– Usando tecnologías innovadoras, como la energía solar, para mantener las vacunas a la temperatura adecuada.
Durante la semana de la inmunización, que este año tiene como lema ‘Protege a tu comunidad: haz tu parte’, unos 22 países latinoamericanos vacunarán a más de 2,25 millones de niños y adultos contra el sarampión, una enfermedad de la que se están registrando brotes en varios países de la región.
La región logró eliminar esta enfermedad en 2016, pero han resurgido brotes.
En 2018, 12 países de las Américas notificaron casos confirmados de sarampión y solo dos de ellos reportaron defunciones: Brasil y Venezuela, según las cifras de la Organización Panamericana de la Salud.
En Brasil, en 2018 hubo 10.274 casos confirmados de sarampión y 12 defunciones
En Venezuela, desde mediados de 2017 y hasta finales de 2018, se notificaron 9101 casos sospechosos de los cuales 6395 fueron confirmados. Se registraron 76 defunciones, 2 en 2017 y 74 en 2018.
El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y grave causada por un virus. Antes de que la vacuna se introdujera en 1963 y se generalizara su uso, cada 2 o 3 años se registraban importantes epidemias que llegaban a causar cerca de dos millones de muertes al año.
A nivel mundial sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños pequeños, a pesar de que existe una vacuna segura y eficaz.
El sarampión es causado por un virus de la familia de los paramixovirus. El virus infecta el tracto respiratorio y se extiende al resto del organismo.
El virus del sarampión es muy contagioso y se propaga por la tos y los estornudos, el contacto personal íntimo o el contacto directo con secreciones nasales o faríngeas infectadas.
Los síntomas iniciales, que suelen aparecer entre 8 y 12 días después de la infección, consisten en fiebre alta, rinorrea, inyección conjuntival y pequeñas manchas blancas en la cara interna de la mejilla. Varios días después aparece una erupción que comienza en la cara y cuello, y se va extendiendo gradualmente al resto del cuerpo. La mayoría de las muertes se deben a complicaciones, que son más frecuentes en menores de 5 años y adultos de más de 30 años.
Los niños pequeños no vacunados son quienes corren mayor riesgo de sufrir el sarampión y sus complicaciones. Las mujeres embarazadas sin vacunar también constituyen un importante grupo de riesgo. Puede infectarse cualquier persona que no esté inmunizada (es decir, que no haya sido vacunada y no haya sufrido la enfermedad).
El sarampión sigue siendo frecuente en muchos países en desarrollo, sobre todo en algunas zonas de África, Asia.
No hay un tratamiento específico contra el virus del sarampión.
La vacunación sistemática de los niños contra el sarampión, combinada con campañas de inmunización masiva en países con elevada incidencia y mortalidad son estrategias de salud pública fundamentales para reducir la mortalidad mundial por sarampión.
La vacuna contra el sarampión, que se viene utilizando desde hace más de 50 años, es segura, eficaz y barata. Inmunizar a un niño contra el sarampión cuesta aproximadamente menos de 1 dólar estadounidense. (Fuente: ONU)