Una buena alimentación no solo nos ayuda a vernos bien, sino también a sentirnos bien. Eso también incluye a nuestro cerebro.
Dulces
El consumo constante de azúcar puede ocasionar una gran cantidad de problemas neurológicos y afectar la memoria, reduciendo la capacidad de aprender.
Alcohol
El exceso de alcohol no solo daña el hígado sino que también provoca lo que se conoce como “niebla cerebral”, una sensación de confusión mental, que afecta la capacidad de pensar con claridad y la memoria.
Comida chatarra
Se ha comprobado que la comida chatarra cambia la química del cerebro, genera síntomas asociados con la depresión y la ansiedad y provoca síntomas similares a los de la abstinencia. Adicionalmente, se ha descubierto que afecta la producción de dopamina, un importante químico que genera una sensación de bienestar y que apoya la función cognitiva, la capacidad de aprendizaje, la motivación y la memoria.
Frituras
El consumo excesivo de alimentos fritos o procesados destruye las células nerviosas del cerebro. Algunos aceites son más peligrosos que otros. De hecho, el de girasol está considerado uno de los más tóxicos.
Alimentos procesados o precocinados
La comida procesada o precocinada también afecta el sistema nervioso central y eleva el riesgo de desarrollar un trastorno degenerativo del cerebro en el futuro, como la enfermedad de Alzheimer.
Exceso de sal
Se sabe que los alimentos salados afectan la presión arterial y la salud cardiaca, pero el daño no queda ahí, también pueden afectar la función cognitiva y perjudicar tu capacidad de pensar.
Cereales refinados
El consumo de granos refinados tiene un impacto en el funcionamiento del cerebro y de la salud en general. Esto no sucede con los granos enteros, ricos en fibra y que previenen el envejecimiento arterial.
Proteínas procesadas
Las proteínas son los bloques de construcción de los músculos y son muy importantes para el buen funcionamiento de su cuerpo. Es importante evitar la proteína excesivamente procesada como las salchichas, salami y similares.
Grasas trans
Las grasas trans no solo causan problemas cardíacos y obesidad, sino que también son malas para el cerebro, ya que lo hacen lento, afectan los reflejos y la calidad de respuesta, además del riesgo de derrame cerebral.
Edulcorantes artificiales
Se sabe que los edulcorantes artificiales contienen menos calorías que el azúcar, sin embargo, hacen más daño. Su consumo a largo plazo puede causar daño cerebral e interferir con tu capacidad cognitiva, especialmente si utiliza grandes cantidades a diario.