.Las colmenas de abejas pueden llegar a contener hasta 80.000 individuos, y están constituidas por tres castas: las obreras, los zánganos y la abeja reina. Las abejas que se ven comúnmente son las obreras, que también constituyen la parte más numerosa de la colonia.
Los principales factores que afectan a la salud de las poblaciones de abejas son:
– Productos tóxicos: Estas sustancias químicas afectan el sistema nervioso central de las abejas y otros insectos polinizadores y pueden provocar el envenenamiento agudo y crónico, tanto individualmente como en colonias enteras. Las abejas podrían envenenarse al consumir polen y néctar contaminados mientras se alimentan en cultivos tratados con estas sustancias o flores silvestres contaminadas debido a las labores agrícolas, y también cuando nutren a sus larvas con un alimento tóxico.
– Enfermedades y parásitos: Muchos apicultores coinciden en que el ácaro ectoparásito invasivo Varroa destructor es un peligro serio para la apicultura en todo el mundo. Otros parásitos, como el Nosema ceranae, han demostrado ser extremadamente dañinos para las colonias de abejas melíferas en algunos países del sur de Europa.
– Especies invasoras: La llegada de especies exóticas depredadoras de abejas es también una seria amenaza. Citamos el caso de la avispa asiática (Vespa velutina), especie invasora de origen asiático, que fue detectada por primera vez en Francia en 2004 y en España en 2010.
– Cambio climático: Muchas de las consecuencias predichas para el cambio climático, como el aumento de temperaturas, las modificaciones de pautas de precipitación y fenómenos meteorológicos más erráticos o extremos, tendrán impacto en las poblaciones de abejas, afectándolos individualmente y, en última instancia, como comunidad.
Se redujeron un 16% en un solo invierno!!!
El número de colonias de abejas se redujo en un 16 por ciento en el invierno de 2017-2018, según un estudio internacional dirigido por la Universidad de Strathclyde (Reino Unido). El estudio, en el que participaron 25.363 apicultores de 36 países, entre ellos México, encontró que, de las 544.879 colonias que se registraban al comienzo del invierno, se perdieron 89.124, debido a una combinación de circunstancias, entre ellas las condiciones climáticas, problemas con la reina de una colonia y un desastre natural.
Portugal, Irlanda del Norte, Italia e Inglaterra experimentaron pérdidas por encima del 25 por ciento, mientras que Bielorrusia, Israel y Serbia tuvieron tasas de pérdida por debajo del 10 por ciento. También hubo variaciones regionales significativas dentro de algunos países, como Alemania, Suecia y Grecia.
La tasa de pérdida fue menor que la reportada en 2016-17, del 20’9 por ciento, pero más alta que la cifra de 2015-16, del 12 por ciento. En el caso de Escocia, la tasa aumentó durante estos tres años: del 18’0 por ciento al 20’4 por ciento, y este último año al 23’7 por ciento.
En este sentido, los apicultores que movieron sus colonias en la temporada de alimentación, para acceder a otros forrajes o para la polinización, enfrentaron menos pérdidas que aquellos que mantuvieron a sus abejas en el mismo lugar. Los pequeños apicultores también tuvieron mayores pérdidas que las empresas más grandes.
El estudio, basado en información voluntaria, cubrió 33 países de Europa junto con Argelia, Israel y México. Se publicó en ‘Journal of Apicultural Research’ y fue realizado por investigadores del grupo de monitoreo de pérdida de colonias de la asociación internacional de investigación de abejas de la miel (COLOSS), que tiene su sede en el Instituto de Salud de la Abeja de la Universidad de Berna (Suiza).
Alison Gray, profesora en Strathclyde, dirigió el estudio. “La pérdida de colonias de abejas es un tema altamente complejo. Tiende a estar influido menos por el clima general que por patrones climáticos específicos o por un desastre natural que afecta a la colonia. Observamos colonias en invierno, pero lo que sucede con las abejas puede determinarse, en parte, por las condiciones del verano anterior”, detalla.
“Muchas también se pierden cuando hay problemas con la reina de una colonia, por ejemplo, si desaparece o no pone los huevos fecundados que se convierten en abejas obreras. La mayoría de las colonias también sufren el ataque de un ácaro parásito”, agrega.