Los equipos de Parasitología Sanitaria de Farmacia y Fisiología de Medicina de la Universitat de València, en colaboración con personal investigador de la Universidad de Salamanca, en España, han abierto la puerta a prevenir los riesgos neurológicos de la fascioliasis humana, una enfermedad emergente que puede provocar la muerte y afecta especialmente a la infancia
La fascioliasis es una enfermedad parasitaria causada por dos especies de duelas del hígado: Fasciola hepatica de distribución mundial y Fasciola gigantica restringida a Asia y África. La gran patogenicidad de esta enfermedad ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a incluirla dentro de la lista de las grandes enfermedades de la humanidad. Las dos especies de Fasciola causan cuadros clínicos muy variados, desde casos asintomáticos hasta otros severos que pueden desencadenar la muerte. Entre los cuadros graves existe un amplio abanico de trastornos neurológicos, desde la parálisis de miembros superiores e inferiores, trastornos motrices y del habla y pérdida de sentidos, hasta convulsiones, epilepsia y entrada en coma. España es el segundo país del mundo con un mayor número de estos casos de fascioliasis neurológica diagnosticados, después de Francia.
En un artículo publicado en la revista Parasitology, María Adela Valero y María Dolores Bargues, catedráticas del Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica y Parasitología de la Universitat de València junto al también catedrático del área Santiago Mas-Coma y sus colaboradores, demuestran que Fasciola excreta y/o secreta un gran número de proteínas que inducen la transformación de una proteína del plasma llamada plasminógeno, en la enzima plasmina que tiene la capacidad de degradar coágulos o trombos. Esta transformación de plasminógeno en plasmina forma parte del sistema fibrinolítico y del de contracto, cuyo producto final es un potente péptido proinflamatorio llamado bradikinina que incrementa la vasodilatación de arterias y venas, y la permeabilidad vascular.
Así es como Fasciola acaba generando la bradiquinina capaz de abrir la barrera hematoencefálica, que es una pequeña capa impermeable de células que actúa como protectora del cerebro. Esta barrera está situada en los capilares que irrigan el encéfalo y funciona a modo de filtro entre el sistema sanguíneo y el nervioso, no permitiendo que un gran número de sustancias puedan pasar de la sangre al encéfalo. La apertura de la barrera hematoencefálica por la bradiquinina permite el acceso al cerebro de diferentes productos de secreción/excreción de Fasciola y otras sustancias tóxicas derivadas de la acción patógena de este parásito, con los consecuentes efectos neurológicos.
Santiago Mas-Coma, experto de la OMS en enfermedades tropicales y director del estudio, destaca la importancia de estos hallazgos, al referirse a “la puerta que se abre a desarrollar marcadores que nos permitan diagnosticar el riesgo de los pacientes infectados por fascioliasis de sufrir afecciones neurológicas, ya que uno de los grandes problemas que presentan estos pacientes con cuadros neurológicos es que los especialistas médicos que atienden a estos pacientes como es lógico raramente piensan en la fascioliasis como causa original, debido al carácter esporádico de estos casos”.
El catedrático de la Universitat de València destaca que “nos ha llevado muchos años de trabajo, porque nadie tenía ni idea de cuál o cuáles eran las vías que un parásito presente en el hígado de los pacientes podía utilizar para abrir la barrera hematoencefálica a distancia. Eran muchas y muy variadas las hipótesis que diferentes equipos habían barajado, pero siempre se habían quedado en el aire. Dilucidar cómo el parásito causa estos trastornos y explicar toda la complejidad y heterogeneidad clínica de estos casos ha sido sin duda el reto más importante”.
María Adela Valero resalta “la problemática inherente a la parte experimental necesaria para la obtención de los materiales biológicos frescos para la realización adecuada de la extracción y análisis de las proteínas de excreción/secreción en un parásito de transmisión vectorial a través de un caracol de agua dulce y la subsiguiente infección experimental de animales de laboratorio. Son experimentos largos en los que pueden fallar muchas cosas. Afortunadamente, tuvimos el éxito esperado”.
Por su parte, María Dolores Bargues, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional (SEMTSI), destaca “el éxito que ha tenido una colaboración totalmente española en investigación, con dos equipos de la Universitat de València y uno de la Universidad de Salamanca”.
La primera difusión de este artículo tuvo lugar en conferencia oral del profesor Mas-Coma en el Simposio de la Federación Internacional de Medicina Tropical, dentro del Congreso Mundial de Parasitología celebrado en Corea el año pasado. El trabajo ha sido financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), por el FIS y la Red RICET del Ministerio de Sanidad, por el Programa PROMETEO de la Generalitat Valenciana, y por un Proyecto de Cooperación al Desarrollo de la Universitat de València. (Fuente: Universitat de València)

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