La desertificación consiste en una degradación persistente de los ecosistemas de las tierras secas producida por las variaciones climáticas y la actividad del hombre. y afecta al medio de vida de millones de personas, entre los que se encuentran buena parte de los pobres que viven en las tierras secas.
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) define este proceso como «la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas».
Miles de millones de toneladas de suelo fértil se pierden cada año por la desertificación
Además de los 24.000 millones de toneladas de suelo fértil perdido, la degradación de la calidad de la tierra es responsable de la reducción del producto nacional bruto en un 8% cada año. Nuestra tierra se desgasta. Con ocasión del Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, las Naciones Unidas llamaron a proteger el suelo, restaurarlo y utilizarlo de manera más sabia.
Las tierras secas, que suponen un 41% de la superficie terrestre del planeta, albergaban en el año 2000 a un tercio de la población humana, es decir, 2.000 millones de personas.
“La desertificación, la degradación de las tierras y la sequía son grandes amenazas que afectan a millones de personas en todo el mundo, en particular a mujeres y niños”, aseguró el Secretario General de la ONU en un mensaje difundido con el motivo del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía.
Para el 2025, dos tercios del mundo vivirán en condiciones de “estrés hídrico”, cuando la demanda supere la oferta durante ciertos períodos, con 1800 millones de personas que experimentarán una escasez absoluta de agua. Es probable que la migración aumente como resultado de la desertificación, y se estima que, para 2045, será responsable del desplazamiento de unos 135 millones de personas.
Por ese motivo, António Guterres señala que es “urgente” cambiar esta tendencia: “Proteger y restaurar la tierra y utilizarla mejor puede reducir la migración forzada, aumentar la seguridad alimentaria y estimular el crecimiento económico.”
El cuidado de la tierra también puede ayudarnos a afrontar la emergencia mundial que nos plantea el cambio climático.
Cultivemos el futuro juntos
El Día Mundial, que crea conciencia sobre los esfuerzos internacionales para combatir la desertificación, se estableció hace 25 años, junto con la aprobación de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación, el único acuerdo internacional jurídicamente obligatorio que vincula el medio ambiente y el desarrollo con la gestión sostenible de la tierra.
Bajo el lema “Hagamos crecer el futuro juntos”, el Día Mundial de 2019 se centra en tres temas clave relacionados con la tierra: la sequía, la seguridad humana y el clima.
Cuidar la tierra
Restaurar el suelo degradado, sin embargo, puede ser un arma importante en la lucha contra la crisis climática. Dado que el sector del uso de la tierra representa casi el 25% del total de las emisiones globales, la restauración de tierras degradadas tiene el potencial de almacenar hasta 3 millones de toneladas de carbono por año.
La importancia de garantizar que la tierra esté bien administrada figura entre los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que declara que “estamos decididos a proteger el planeta contra la degradación, mediante el consumo y la producción sostenibles, la gestión sostenible de sus recursos naturales y medidas urgentes para hacer frente al cambio climático, de manera que pueda satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras”. Específicamente, el objetivo número 15 de esa Agenda establece nuestra determinación de detener y revertir la degradación de la tierra.