Si bien se achaca al dióxido de carbono procedente de la combustión del petróleo, gas natural y carbón la máxima responsabilidad en tal cambio climático, no es despreciable la contribución de algunas especies reactivas de nitrógeno, especialmente el óxido nitroso, derivadas de la propia utilización de dichos combustibles y del uso masivo de los fertilizantes nitrogenados.
Existe una creciente preocupación por los efectos sobre el calentamiento de la atmósfera y la contaminación ambiental ejercida por las emisiones de óxidos nitrosos a la atmósfera.
Desde el comienzo de la revolución industrial, el hombre ha ido convirtiendo cada vez más el nitrógeno molecular, inactivo, de la atmósfera en sus formas reactivas, tales como amonio, principalmente para su uso como fertilizante, desequilibrando su ciclo biogeoquímico, perfectamente equilibrado cuando sólo había fijación biológica de nitrógeno y la práctica del abonado orgánico. El contenido en óxido nitroso en la atmósfera se ha incrementado un 8 por ciento desde que empezó la revolución industrial y aumenta de un 0,2 a 0,3 por ciento anualmente llegando en la actualidad a estar entre 0,5 y 1,2 por ciento. Aunque este porcentaje es bajo si se le compara con el CO2, contribuye con el 6 por ciento al efecto invernadero pues tiene un potencial global de calentamiento 200-300 veces superior el dióxido de carbono. Por otra parte, su conversión a óxido nítrico le lleva a alterar la capa de ozono al catalizar las reacciones de los compuestos clorados y bromados que destruyen el O3.
Hallan un método más eficaz para estimar las emisiones contaminantes de los fertilizantes nitrogenados
Un grupo internacional de investigación, en el que participa Antonio Rafael Sánchez Rodríguez, investigador de la Universidad de Córdoba en España, ha estudiado distintos métodos matemáticos de predicción para estimar la emisión de contaminantes de fertilizantes, como la urea y el nitrato amónico, y, de este modo, saber cuál es el que consigue datos más cercanos a la realidad.
La investigación está apoyada por el Centro Virtual para la Agronomía de Nitrógeno Mejorada de Reino Unido y China (CINAg) y en ella han participado miembros de universidades de Reino Unido, Portugal, Australia y España entre los que se encuentra la investigadora británica Ute Skiba, que colabora con el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para reducir los factores de emisión de contaminantes de la agricultura.
Para encontrar el método más eficaz, el equipo de investigación ha sometido a prueba y comparación dos modelos estadísticos. El primero, conocido como método bayesiano, está basado en la probabilidad y ofrece resultados dentro de un rango de valores que permiten inferir posibles resultados. El segundo, el método trapezoidal, es más ampliamente utilizado pero incapaz de predecir la variabilidad de los factores de emisión, ya que estima que las emisiones se producen de forma lineal, lo que no coincide con la realidad: las emisiones dependen de muchos factores y los cambios en cada uno de ellos afecta a las reacciones que intervienen en la emisión de gases contaminantes.
El experimento se ha llevado a cabo en cuatro fincas experimentales en Reino Unido en las que se han aplicado fertilizantes en forma de amonio de nitrato, urea y un tercero en el que se mezclaba urea con un potencial inhibidor de la ureasa, que minimiza las emisiones de amoníaco pero que, según varios estudios, aumenta la emisión de otro contaminante, el N2O.
Los resultados revelan que la emisión de N2O fue mayor al aplicar amonio de nitrato que al usar urea. Además, se observa que la aplicación del inhibidor no genera diferencias significativas en este sentido. La investigación concluye que el método bayesiano ofrece predicciones de las emisiones de óxido de nitrógeno más ajustadas a la realidad, por lo que es de gran utilidad para seleccionar estrategias más sostenibles para la agricultura.
En su estado actual, el método bayesiano está limitado a casos en los que la fertilización produce un pico en las emisiones y un decrecimiento grande posterior pero, de igual modo, resultan más útiles que los métodos tradicionales a la hora de elegir una estrategia de fertilización que implique una menor emisión de gases contaminantes a la atmósfera. A partir de ahora, el grupo de investigación tratará de aplicar este método para medir también las emisiones de los fertilizantes nitrogenados orgánicos.