En el marco de un trabajo publicado en Scientific Reports, investigadores de Brasil vinculados a la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP) y de Europa están evaluando los comportamientos determinantes en el aumento de peso entre niños y adolescentes. La obesidad infantil puede favorecer el surgimiento prematuro de problemas tales como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.

 

En dicho estudio se hace hincapié en que el hábito de muchos adolescentes de saltearse el desayuno en sus casas antes de ir a la escuela tiene una relación directa con el aumento de la circunferencia abdominal y con la elevación del índice de masa corporal (IMC) en ese grupo etario. La omisión del desayuno puede derivar en la fijación de una dieta desequilibrada y de hábitos para nada sanos, lo cual puede volver a esos adolescentes vulnerables al aumento de peso.

 

“El principal hallazgo de nuestro estudio indica que la omisión del desayuno aparece asociada a marcadores de adiposidad en adolescentes, independientemente de dónde vivan, del tiempo de sueño o de su sexo”, dijo Elsie Costa de Oliveira Forkert, epidemióloga e investigadora del Grupo de Investigación Ycare, del Departamento de Medicina Preventiva de la FMUSP.

 

“Al saltearse el desayuno, millones de niños y adolescentes de todo el mundo pueden sustituir una alimentación más sana dentro de casa (lácteos, cereales integrales y frutas) por el consumo de alimentos industrializados, a menudo hipercalóricos y de bajo valor nutricional, tales como aperitivos salados, pasteles, golosinas y refrescos en las cafeterías y cantinas escolares, lo cual está directamente vinculado al desarrollo de la obesidad”, dijo.

 

Este artículo complementa el trabajo posdoctoral de Costa de Oliveira Forkert, que contó con el apoyo de la FAPESP – Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo y con la colaboración de científicos de Alemania, Austria, Bélgica, España, Grecia e Italia.

 

Con base en los datos de dos grandes estudios, uno europeo y otro brasileño, los científicos analizaron si los comportamientos relacionados con el equilibrio energético adoptados por esos adolescentes estarían asociados a marcadores de adiposidad total y abdominal.

 

La investigación europea lleva el nombre de Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence Cross-Sectional Study (Helena-CSS), y se llevó a cabo entre los años 2006 y 2007. En ella fueron evaluados 3.528 adolescentes de diez grandes ciudades europeas (un 52,3% chicas y un 47,7% chicos con edades entre los 12,5 y los 17,5 años), estratificados por edades, sexos, región y estatus socioeconómico. La coordinación de este estudio europeo estuvo a cargo del profesor Luis Alberto Moreno, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Zaragoza, en España.

 

En tanto, en el estudio hecho en Brasil, intitulado La Salud Cardiovascular de los Adolescentes Brasileños (BRACAH Study), en el cual se aplicó una metodología similar, fueron evaluados 991 adolescentes (un 54,5% chicas y un 45,5% chicos con edades entre 14 y 18 años). El mismo se concretó en el año 2007 en la ciudad de Maringá (en el estado de Paraná).

 

Los adolescentes fueron evaluados en cuanto a los factores de riesgo cardiovascular y a comportamientos relacionados con la salud. Este estudio estuvo coordinado por el profesor Augusto Cesar Ferreira de Moraes, del Departamento de Epidemiología de la Salud de la Facultad de Salud Pública de la USP.

 

En este nuevo estudio se evaluó el peso y la altura, el índice de masa corporal (indicador de obesidad general), la circunferencia abdominal y la relación cintura-altura (indicadores de obesidad abdominal).

 

“Los comportamientos relacionados con el equilibrio energético se midieron mediante la aplicación de un cuestionario con el cual se evaluaron, entre otros factores, en el caso de la actividad física, el nivel de actividad física de los adolescentes (en la escuela, en casa, en las horas de ocio y en el transporte), y se consideró adecuado un mínimo de 60 minutos por día de actividad física entre moderada y vigorosa, en tanto que se consideró como insuficiente una actividad física inferior a 60 minutos por día”, dijo Costa de Oliveira Forkert.

 

Según la investigadora, el comportamiento sedentario de los adolescentes indicó, en días de semana y durante los fines de semana, el tiempo diario viendo televisión, en la computadora o dedicado a los videojuegos. También se examinó el tiempo de sueño de los adolescentes investigados, considerando el tiempo de sueño habitual, durante los días de semana y durante los fines de semana.

 

El Cuestionario de Opciones y Preferencias Alimentarias, que apunta a explorar actitudes y preocupaciones referentes a esos apartados, al estilo de vida y a la alimentación sana entre los adolescentes, también se aplicó para evaluar el desayuno con base en el grado de coincidencia (en una escala de 1 a 7) con la siguiente afirmación: “Suelo saltearme el desayuno”.

 

Con base en estas informaciones, los científicos analizaron si los adolescentes que se salteaban sus desayunos exhibían en promedio valores más altos en los marcadores de adiposidad con relación a los adolescentes que sí los tomaban.

 

“Entre todos los comportamientos relacionados con el equilibrio energético analizados, el que más mostró asociación, aumentando en unidades promedio los marcadores de obesidad, fue el comportamiento de saltearse el desayuno”, dijo Costa de Oliveira Forkert.

 

Tanto en el estudio europeo como en el brasileño, en promedio, los chicos aparecieron más pesados y más altos que las chicas y exhibieron una circunferencia abdominal igualmente mayor.

 

“Se detectó un aumento promedio de la circunferencia abdominal de 2,61 centímetros y 2,13 centímetros en los chicos europeos y brasileños respectivamente cuando tienen el hábito de saltearse el desayuno”, dijo Costa de Oliveira Forkert.

 

“Por otra parte, cuando aplicamos el tiempo de sueño influyendo sobre la asociación entre los otros comportamientos y los marcadores de obesidad, se observó que los chicos europeos y los brasileños que omitían el desayuno, aun cuando dormían adecuadamente [ocho horas por día o más], aumentaron en promedio 1,29 kg/m² y 1,69 kg/m² en el índice de masa corporal, respectivamente”, dijo.

 

Entre los chicos europeos y los brasileños, el saltearse desayuno fue el comportamiento predominante y mostró una asociación positiva con los indicadores de obesidad (índice de masa corporal, circunferencia abdominal y relación cintura-altura).

 

“Lo propio sucedió entre las chicas europeas. Frente al comportamiento de saltearse el desayuno aun cuando dormían adecuadamente, hubo una asociación positiva con los marcadores de obesidad general y abdominal. La circunferencia abdominal aumentó 1,97 centímetros y la relación cintura-altura 0.02, en ambos casos en valores promedio”, dijo Costa de Oliveira Forkert.

 

Con relación a las chicas estudiadas, las brasileñas se mostraron más sedentarias que los chicos. En tanto, las europeas, pese de la menor prevalencia de los comportamientos sedentarios, en contrapartida eran menos activas físicamente cuando se las comparó con los chicos europeos, aunque más activas que los adolescentes brasileños. Y el comportamiento sedentario (de más de 2 horas por día) entre esas adolescentes europeas redundó en un aumento de la circunferencia abdominal (en promedio de 1,20 cm), aun con un tiempo de sueño adecuado.

 

“No obstante, entre los chicos brasileños que dormían menos de ocho horas por día se observó una protección en cuanto a la obesidad general (en promedio una disminución en 0,93 kg/m²)”, dijo Costa de Oliveira Forkert.

 

Según la investigadora, aunque la investigación de dichos comportamientos no quedó contemplada en el estudio, “cabe imaginar que los adolescentes de comportamiento más sedentario –que pasan más tiempo viendo televisión, en la computadora o con los juegos electrónicos– pueden estar alimentándose inadecuadamente mientras ven televisión o juegan. El sedentarismo asociado al mayor consumo calórico constituye un camino directo hacia la obesidad”. (Fuente: AGENCIA FAPESP/DICYT)

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