La diabetes gestacional es ya de por sí la patología más habitual durante el embarazo y está asociada a complicaciones maternas y neonatales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la diabetes gestacional como una hiperglucemia (exceso de azúcar en sangre) que se detecta por primera vez durante el embarazo actual y que es inducida por éste. Es uno de los cuatro tipos o grupos de la diabetes mellitus, que es el tercer problema de salud pública más importante en el mundo.
En Argentina, el tema tomó notoriedad y son cada vez más los especialistas interesados y dedicados a abordar la problemática. Existe en el país un consenso para la diabetes gestacional realizado por la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD), como así también uno efectuado por la Asociación Latinoamericana de Diabetes (ALAD).
Mabel Susana Leta, especialista en Nutrición Clínico-Metabólica de la Universidad Maza en Argentina, puntualizó que según la OMS “la prevalencia de diabetes gestacional a nivel mundial oscila entre el 1 y el 14% y en Argentina aproximadamente es del 5%”.
“Esta cifra sigue aumentando y este problema se asocia a resultados maternos y neonatales adversos”, agregó.
Leta explicó que la diabetes gestacional altera diversos sistemas en el feto. Al principio del embarazo, el pobre control de la glucemia afecta la organogénesis y, a su vez, el control tardío está relacionado con la composición corporal, incluyendo el feto macrosómico (tamaño demasiado grande del bebé) y otras patologías del periodo perinatal. Es por esto que se recomienda para ser diagnosticada una POTG (prueba oral de tolerancia a la glucosa) entre las semanas 22 a 24 de gestación (según factores de riesgo).
Las complicaciones del hijo de madre diabética pueden estar relacionadas con el parto o ser neonatales inmediatas (metabólicas y electrolíticas, respiratorias, hematológicas o cardiacas) y también a largo plazo (riesgo cardiometabólico, obesidad, diabetes tipo 2).
“Es por todo esto que la asistencia del hijo de madre diabética requiere de cuidados especiales, con la colaboración de un equipo interdisciplinario capacitado para identificar con antelación factores de riesgo perinatales y así mejorar los resultados neonatales y el futuro de estos niños”, concluyó la profesional.
Una vez efectuado el diagnóstico, la paciente debe iniciar un tratamiento lo antes posible que, en principio, consistirá de un plan alimentario personalizado.
En el mismo se combinarán las porciones correctas y no podrá faltar el consumo de alimentos ricos en fibras (vegetales y frutas) así como el agua. El objetivo fundamental será el adecuado aumento de peso de la embarazada. La insulina es incorporada sólo si no se consigue y mantiene el control glucémico adecuado.
Por otra parte, es importante la realización de actividad física, que aumenta el consumo de glucosa y mejora la sensibilidad a la insulina.
Además, es necesario que luego del parto se mantenga un control para comprobar la normalización de la glucemia y pueda suspenderse la administración de insulina. La gestante es evaluada a los 45 días del nacimiento del bebe mediante POTG para corroborar si se mantiene la normoglucemia o si se confirma la presencia de diabetes mellitus. (Fuente: Universidad Juan Agustín Maza / Argentina Investiga)

Publisher: Lebanese Company for Information & Studies

Editor jefe: Hassan Moukalled


Consultores:
LIBANO : Dr. Zaynab Moukalled Noureddine, Dr Naji Kodeih
SIRIA : Joseph el Helou, Asaad el kheir, Mazen el Makdesi
EGIPTO : Ahmad Al Droubi
Jefe Editorial : Bassam Al-Kantar

Director Administrativo : Rayan Moukalled

Dirección: Beirut-badaro-Sami El Solh Bldg al snubra. p.o.box: 6517/113 | Telefax: 01392444-01392555-01381664 | email: [email protected]

Pin It on Pinterest

Share This