Investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (España) han logrado desarrollar fotodetectores con un grosor de tan solo tres átomos.
El nuevo prototipo, basado en disulfuro de molidbeno, se puede doblar, estirar o comprimir de forma similar a una lámina de goma. Los resultados han sido publicados en la revista Materials Today.
El estudio demuestra que las deformaciones en estos nuevos fotodetectores se pueden emplear para modificar no solo la geometría del dispositivo sino sus propiedades y su funcionamiento.
“Así, al estirar estos fotodetectores se podría aumentar la anchura espectral del detector y su capacidad de respuesta. De la misma manera, al comprimirlos se observa un aumento notable en la velocidad de respuesta”, explica Andrés Castellanos Gómez, del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid.
De este modo, el mismo fotodetector podría operar en condiciones muy distintas, imitando la capacidad de adaptación del ojo humano a distintas condiciones lumínicas, al aplicarle deformaciones de tensión o compresión.
“Esta tecnología, por ejemplo, podría tener aplicaciones futuras en el campo de la fotografía, en la adaptación de los modos diurnos y nocturnos en función de la cantidad de luz. El detector de la cámara cambiaría su respuesta para ajustarse a la luz disponible mediante una pequeña deformación mecánica controlada por el usuario”, añade la investigadora Patricia Gant. (Fuente: CSIC / SINC)