La Deformación Craneal Artificial (ACD, por sus siglas en inglés) es la modificación intencionada del cráneo de una persona con el objetivo, a menudo, de indicar un determinado estatus social. Esta deformación se realiza aplicando fuerza y suele llevarse cabo en la infancia, puesto que se trata del momento en el que la cabeza es más moldeable.

 

Ahora, esta deformación craneal ha sido objeto de estudio en un nuevo trabajo dirigido por Ron Pinhasi, de la Universidad de Viena (Austria), y Mario Novak del Instituto de Investigación Antropológica de Zagreb (Croacia).

 

El equipo de antropólogos extrajo tres esqueletos de hombres adolescentes de un foso excavado en 2013 en el yacimiento croata de Hermanov vinograd en Osijek, conocido desde el siglo XIX. Los fósiles databan de entre los años 560 y 415, es decir, pertenecían al gran periodo de migraciones, donde hubo desplazamientos significativos de diferentes culturas europeas.

 

En estos restos encontraron que dos esqueletos tenían el cráneo notablemente modificado: uno había sido alargado oblicuamente y otro había sido comprimido y elevado. Se trata del episodio de deformación artificial más antiguo hallado en Croacia.

 

Los autores sugieren que estas modificaciones pudieron realizarse para distinguir a los miembros de diferentes grupos étnicos y culturales, “probablemente los hunos, los alanos y algunas tribus germánicas como los ostrogodos o los gépidos”, aclara Mario Novak, principal autor del estudio.

 

Sin embargo, los autores no pueden confirmar que el uso de la ACD para indicar el estatus fuese una práctica extendida o simplemente algo puntual en estos individuos. “Para ello sería necesaria más investigación, pues es solo el segundo estudio que trata la ascendencia genética de las personas con deformación craneal artificial del período de migración desde Europa”, explica Novak.

 

 

Aunque los análisis no podían mostrar si eran de diferente estatus social, sí confirmaban que eran de distinto origen, uno de Oriente Próximo y otro de Asia oriental. Este último es el primer individuo que se ha encontrado de estos ancestros en Europa del periodo de migración.

 

“La observación más sorprendente es que estos cuerpos tienen ancestros muy diversos: uno de ellos se asocia a Eurasia occidental –el que no tiene deformación craneal–, otro a Oriente Próximo y el último a Asia oriental”, aclara Novak.

 

Aunque estos arqueólogos no pueden confirmar por qué había tres esqueletos de procedencias diferentes en el mismo foso, no descartan que estos fueran asesinados a pesar de que en los huesos no había lesiones. (Fuente: SINC)

Publisher: Lebanese Company for Information & Studies

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