Cuando los adultos sufren ictus cerebrales que afectan al hemisferio izquierdo y, en concreto, a una estructura llamada fascículo arqueado, generalmente pierden sus habilidades de lenguaje y las recuperan con dificultad, si es que lo hacen. Pero lo mismo no es cierto para los bebés que tienen accidentes cerebrovasculares durante los primeros días de vida, y que afectan a esta misma región.
Esta es la principal conclusión a la que ha llegado un equipo multidisciplinar de investigación co-liderado por el grupo de Cognición y Plasticidad Cerebral del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL-UB) y por el Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona (UBNeuro) (Dr. Antoni Rodriguez-Fornells y Dra. Laura Bosch). El equipo incluye un buen número de investigadores del Instituto de Investigación de San Juan de Dios (Dr. Alfredo García-Alix), y cuenta también con la participación de la New York University y la McGill University (Montreal, Canadá), entre otros. Los resultados han sido publicados en la revista eNeuro.
A pesar de que el accidente cerebrovascular perinatal dañe o esté cerca del fascículo arqueado izquierdo, el reciente estudio apunta que el desarrollo de los cerebros infantiles consigue desarrollar habilidades del lenguaje normales a los cuatro años. Según los investigadores, este hecho es consecuencia de la capacidad de nuestro cerebro para reconectarse de diferentes maneras, especialmente durante la primera infancia. En efecto, en estos casos “el cerebro está mostrando su capacidad para usar otras áreas del hemisferio contrario al lesionado -es decir, del hemisferio derecho-, que se harán cargo y apoyarán la adquisición del lenguaje casi a nivel normal, lo cual es una buena noticia”, dice la Dra. Laura Bosch, coautora del estudio, experta en desarrollo del lenguaje y miembro de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona y del UBNeuro.
El fascículo arqueado es una de las vías de conexión de distintas áreas cerebrales más importantes (como si fuera una gran autopista que trasporta información por los axones de las neuronas a lo largo de distintas zonas del cerebro) que está presente en ambos hemisferios. Pero el fascículo arqueado del lado izquierdo es muy importante para el correcto desarrollo del lenguaje y su aprendizaje, tanto en niños como en adultos.
El estudio, que se ha llevado a cabo con seis niños de cuatro años que habían sufrido accidentes cerebrovasculares perinatales cerca o en el mismo fascículo arqueado izquierdo, describe que cuanto más se desplaza el volumen del fascículo arqueado hacia el hemisferio derecho, o más se lateraliza hacia el hemisferio derecho, mejores son las medidas de expresión verbal obtenidas durante las pruebas de lenguaje. Según los autores, estos hallazgos sugieren que, en respuesta al accidente cerebrovascular, los cerebros de los niños asignan funciones del lenguaje al hemisferio derecho.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores examinaron los cerebros de los niños mediante escáneres de resonancia magnética, que permiten construir modelos tridimensionales de los tractos de sustancia blanca (vías de conexión axonales), incluido el fascículo arqueado. Como controles, se observaron exploraciones equivalentes de niños sanos de la misma edad, provenientes de un banco de datos mundial (NIH, National Institutes of Health, USA) sobre el desarrollo normal del cerebro. Gracias a esta comparativa se observó que un área importante en la que los pacientes y los controles difieren es en las estructuras de sus fascículos arqueados y el grado de lateralización de los mismos. Sin esta base de datos o repositorio accesible a cualquier investigador estas conclusiones no hubieran sido posibles.
Todos los pacientes mostraron coeficientes intelectuales verbales normales, según una prueba de vocabulario, al igual que en otras pruebas neuropsicológicas, aunque en el extremo inferior. En las pruebas de lenguaje expresivo, los pacientes con accidente cerebrovascular difirieron más de los controles, ya que sus expresiones contenían un número inferior de palabras.
“Eso no significa que fueran incorrectos, pero muestran un nivel expresivo más bajo para su edad”, dice Bosch. En este sentido, los autores remarcan que la muestra analizada es aún pequeña, debido en parte a la poca incidencia del accidente cerebrovascular perinatal, por lo que los resultados representan solo un primer paso. Los accidentes cerebrovasculares en el útero o en recién nacidos (conocidos como accidentes cerebrovasculares isquémicos arteriales perinatal) son relativamente frecuentes, ocurren en 1 de cada 4.000 nacimientos. Las conclusiones del estudio son alentadoras para las familias de estos niños y relevantes para los profesionales involucrados en su seguimiento (Dr. García-Alix). La futura colaboración entre varios centros hospitalarios permitirá ahondar en esta área de estudio tan importante para el desarrollo de las funciones superiores en estos niños y para entender también la importancia de ciertas estructuras cerebrales en el desarrollo del lenguaje. (Fuente: IDIBELL-UB)