A pesar de que las condiciones de las lagunas de Santa Bárbara, localidad del sureste de Jujuy en Argentina, son prácticamente inhabitables para cualquier otro vertebrado, hay un pez que fue capaz de adecuarse a las características extremas del medio y sobrevivir. Se trata de la especie Jenynsia sulfurica, hallada por un equipo de investigadores del CONICET en la Unidad Ejecutora Lillo (UEL, CONICET-Fundación Miguel Lillo).
Entre los especialistas de la UEL que participaron del hallazgo se encuentran Guillermo Terán, becario posdoctoral, y los investigadores Gastón Aguilera y Marcos Mirande, quienes participaron del descubrimiento de esta especie del género Jenynsia que no sólo logra resistir temperaturas de hasta 45 grados, sino que también puede sobrevivir en aguas con alto contenido de azufre. La investigación, publicada en la revista Plos One, que contó también con el aporte de Felipe Alonso, becario posdoctoral en el Instituto de Bio y Geociencias del NOA (IBIGEO, CONICET-UNSA), se suma a uno de los muchos descubrimientos realizados por el equipo de la UEL en el norte argentino.
Uno o dos viajes de campo realiza al año el equipo de trabajo de la UEL para registrar y levantar información para sus investigaciones. En ellos se topan con hallazgos de interés científico, aunque pocas veces con alguno de estas características.
“Cuando arribamos al lugar nunca pensamos que podría haber algo ahí adentro; fue una gran sorpresa para nosotros”, recuerda Mirande al describir que en el fondo de la laguna el agua es de un color amarillo pálido por la vasta presencia de azufre.
“Lo primero que percibimos cuando llegamos, además de la coloración, fue el fuerte olor a huevo podrido que emanaba y por poco perdemos las esperanzas. El azufre, al combinarse con el agua, le quita el oxígeno e imposibilita la vida de los peces”, explica Aguilera.
Solo encontraron a esta especie en grandes proporciones, lo que les llamó la atención en ese momento. Pero la sorpresa se incrementó luego de los estudios de laboratorio. Esta nueva especie fue la única capaz de adaptarse molecular y morfológicamente a condiciones tóxicas e hipóxicas tan complejas como las que presentan los manantiales de sulfuro de esta laguna. Los resultados demuestran que Jenynsia sulfurica, durante su evolución, desarrolló mecanismos fisiológicos para regular la concentración de azufre en sangre.
También pudieron observar que este minúsculo pez capta considerables cantidades de oxigeno de la superficie debido a que en su mandíbula inferior posee un labio hipertrofiado que le permite tomar aire atmosférico, lo que facilita su respiración.
“Creemos que muchas de estas cualidades –expresa Mirande, en sintonía con lo que opinan sus compañeros- parecen convergentes con las que se ven en otras familias de peces de ambientes con sulfuro, como por ejemplo los de la familia Poecilidae”. Asimismo, en zonas cercanas donde se realizó el hallazgo, se encontró otra Jenynsia, conocida como J. alternimaculata, que presenta similitudes en cuanto al patrón de coloración. “una de las hipótesis que manejamos, es que por algún impedimento químico, la población del sulfurica se aisló del hábitat de sus parientes y prosperó independientemente en esta laguna”, concluye Aguilera. (Fuente: CONICET / DICYT)