Una nueva investigación se centra en el aprovechamiento de bagazos agroindustriales biodegradados por hongos Pleurotus ostreatus para la producción de alimentos funcionales destinados a alimentación de pollos parrilleros (Gallus gallus).
El estudio es obra de investigadores de la Escuela de Veterinaria y Producción Agroindustrial de la Universidad Nacional de Río Negro en Argentina.
El planteamiento del estudio se ha basado en comprobar cómo influye la dieta suplementada con bagazo de manzana biodegradado sobre el desarrollo de la flora intestinal, parámetros fisiológicos (proteinemia, colesterolemia y glucemia, entre otros) de los pollos, así como también sobre parámetros de productividad (peso, conversión alimenticia) y la calidad de la carne obtenida (color, textura, pH, aceptación sensorial).
El proyecto, impulsado por la Dra. María Belén Buglione, tiene como propósito producir Pleurotus ostreatus utilizando residuos agroindustriales, lo cual constituye una tecnología emergente. Además, se busca caracterizar química y microbiológicamente la pleurotina y utilizarla como alimento funcional en pollos parrilleros criados en confinamiento.
De acuerdo a los reportes de las industrias frutihortícolas de la zona, en los valles irrigados del río Negro, anualmente se procesan cerca de 600.000 toneladas de manzana, pera y tomate. Aproximadamente, el 20% de la fruta industrializada se acumula como residuo sólido orgánico (bagazos), de constitución ácida y lignocelulósica. Estos pueden ser biodegradados por acción de hongos Pleurotus spp. Se logran varios propósitos si esto ocurre: biodegradación del bagazo (dando lugar a pleurotina) y generación de gírgolas comestibles (productos de la fructificación fúngica con propiedades nutricionales y nutraceúticas destacadas).
La pleurotina puede encontrar un destino importante utilizándose en suplementos dietarios para alimentación de pollos parrilleros ya que posee fitoquímicos bioactivos que actúan como antioxidantes, antimicrobianos, inmunomoduladores y antiinflamatorios, contribuyendo, de esa manera, a un estado de salud óptimo para el animal y aumentando la estabilidad de las carnes posmortem. (Fuente: Universidad Nacional de Río Negro / Argentina Investiga)