Las hormigas cortadoras utilizan hojas -u otras partes vegetales- como sustrato para cultivar el hongo del cual se alimentan.
Por este motivo, el control de estas plagas constituye una preocupación incesante, que se ve dificultado por la capacidad de rechazo tardío que posee este tipo de hormigas, es decir, su capacidad para reconocer los cebos perjudiciales y descartarlos.
Ante la necesidad de hallar una solución basada en el control biológico eficaz, los investigadores del Laboratorio de Hormigas de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) en Argentina formularon un método de control biológico. Se trata de un kit con tres formulaciones diferentes a base de microorganismos.
La importancia del descubrimiento reside en que cada formulado posee un atractante, una textura y un color diferente, evitando así que las hormigas identifiquen a los cebos como riesgo.
Cabe destacar que el método permite reutilizar las 3 formulaciones, tras dejar un período de descanso al finalizar el kit, sin que las hormigas puedan notar y rechazar el cebo.
Al Laboratorio de la UNQ se le ha concedido una patente por esta innovación. La patente ha sido concedida en Estados Unidos por la Oficina de Marcas y Patentes de esa nación. Los inventores, Patricia Folgarait, Daniela Goffre y Jorge Ariel Marfetan habían presentado la investigación para su evaluación en 2014. (Fuente: Universidad Nacional de Quilmes / Argentina Investiga)