Los efectos de los recientes cambios climáticos en el planeta, así como los futuros riesgos medioambientales, han impulsado a unas mil ciudades de todo el mundo a declarar una emergencia climática.
Las ciudades consumen una gran parte del suministro energético mundial y son responsables del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, dado su destacado papel como centros de innovación y creatividad, pueden proporcionarnos las respuestas para combatir el calentamiento global, como explica la responsable de ONU-Hábitat en una entrevista con Noticias ONU.
Las ciudades de todo el mundo constituyen la “principal causa del cambio climático”, pero también pueden formar parte de la solución para lograr la reducción de los nocivos gases de efecto invernadero que provocan el aumento de la temperatura global.
Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y probablemente esta cifra aumente a más de dos terceras partes para 2030.
Los niveles de dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero más común, han alcanzado los niveles más altos de la historia, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles para la producción de energía.
Las ciudades consumen una gran parte del suministro energético mundial y son responsables de aproximadamente el 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero derivadas de la energía, que absorben el calor y provocan el calentamiento de la Tierra.
Se estima que en todo el mundo hay 880 millones de personas que viven en asentamientos informales muy vulnerables al cambio climático.
Los efectos de los recientes cambios climáticos en el planeta, así como los futuros riesgos medioambientales, han impulsado a unas mil ciudades de todo el mundo a declarar una emergencia climática.
La mayoría de los edificios siguen utilizando combustibles fósiles para cubrir sus necesidades energéticas.
La enorme huella de carbono – un índice que mide el impacto sobre el calentamiento global- creada por nuestras ciudades es el resultado de una mala planificación y diseño. La dispersión a los suburbios con pocos medios de transporte público y hogares alejados del trabajo y de los comercios produce un aumento de coches en las carreteras emitiendo dióxido de carbono.
Así vemos como las ciudades, si bien son la principal causa del cambio climático, también son las más afectadas. La mayoría de ellas están ubicadas cerca del agua, lo que supone un peligro por el potencial aumento del nivel del mar y las tormentas.
Las soluciones e innovaciones en los sectores de energía, construcción, movilidad y planificación de las ciudades tienen el potencial de reducir considerablemente las emisiones.
¿Cómo pueden participar las ciudades en la reducción del cambio climático?
Cambiando la forma en que planificamos, construimos, gestionamos y suministramos energía a nuestras ciudades y pueblos se pueden obtener enormes beneficios en la reducción de gases nocivos. Las ciudades bien diseñadas, compactas, transitables y con un buen sistema de transporte público reducen en gran parte nuestra huella de carbono per cápita y son esenciales para alcanzar muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de los cuales la acción climática constituye una parte fundamental.
Es urgente reducir la cantidad de dióxido de carbono producido por nuestros hogares y oficinas mediante la transición a edificios sin emisiones de carbono, que no usan ningún tipo de combustible contaminante para la calefacción, la iluminación, la refrigeración o la electricidad. Pueden conseguirlo aumentando su eficiencia energética y utilizando fuentes de energía renovables.
Invertir 1,8 billones de dólares en la adaptación al cambio climático puede generar beneficios por un total de 7,1 billones de dólares( Kristalina Georgieva, directora ejecutiva del Banco Mundial).
Las ciudades, pueblos y aldeas en desarrollo pueden construir edificios e infraestructuras muy eficientes energéticamente y diseñarlos mediante el uso de tecnologías innovadoras teniendo en cuenta el clima local. Por ejemplo, la mayoría de las nuevas construcciones en los próximos 30 años se producirán en África y Asia y deberían abandonar el aire acondicionado y potenciar la ventilación natural.
Para suministrar energía a nuestras ciudades debemos generar energía limpia y eficiente en relación con los recursos y alejarnos de los combustibles fósiles. El coste de las energías renovables disminuyó desde 2009, tanto para la modalidad solar como para la eólica, y continuará bajando a medida que más personas la utilicemos.
El cambio climático no respeta fronteras: afectará a todo el mundo y todos ,pero los países en desarrollo son a menudo los más afectados.
Por otro lado, a medida que se descomponen los residuos orgánicos emiten metano, un gas de efecto invernadero mucho más peligroso a corto plazo que el dióxido de carbono, por lo que es fundamental minimizarlos mejorando los métodos de gestión de desechos y adoptando medidas para capturar y reutilizar las emisiones de metano de los vertederos.
Los hogares resilientes sólo funcionarán si tenemos comunidades resistentes. Hace poco me reuní con la secretaria general del Commonwealth, Patricia Scotland, y otros líderes mundiales y nos comprometimos a trabajar juntos para asegurar una mejor reconstrucción.