Los incendios forestales de Bolivia que comenzaron en julio aún no se detienen. Las regiones tropicales del bosque Chiquitano, la Amazonia boliviana y el Pantanal occidental han sido las zonas más afectadas.
A pesar de su valiente esfuerzo, los bomberos bolivianos están perdiendo la batalla contra el fuego que se desata en la parte oriental del país.
Los de este año son los peores incendios que Bolivia ha vivido en al menos dos décadas. El área total de la tierra quemada en todo el país casi se ha duplicado en menos de tres semanas, destruyendo franjas de bosques y ranchos y espacios de biodiversidad que sustentan a miles de personas.
Los bomberos voluntarios bolivianos están comenzando a perder la esperanza y a retirarse de la línea del frente de algunos focos azotados por la sequía. Han reclamado que están mal equipados con poco más que mochilas de agua, mangueras y machetes. Argumentan que carecen de la maquinaria pesada para limpiar los escombros y detener el avance de los incendios.
Las regiones de tierras bajas se han visto afectadas por una sequía agravada por la expansión de las tierras dedicadas a la ganadería y la agricultura de soja en las regiones forestales, lo que hace que las prácticas tradicionales de tala y quema sean cada vez más riesgosas.
Algunas estimaciones indican que los incendios forestales en Bolivia este año han cubierto 4,1 millones de hectáreas hasta el 15 de septiembre. Tres semanas antes, el área afectada era de 2 millones de hectáreas, según el grupo ambientalista boliviano Fundación Amigos de la Naturaleza.
Sin embargo, el 27 de septiembre la misma organización aclaró que el área afectada aumentó a 5,3 millones de hectáreas, marcando una clara tendencia al incremento de su poder destructivo.
El área quemada este año ya ha superado el récord anterior de este siglo, 3,8 millones de hectáreas en 2010.