La retinosis pigmentaria hereditaria es una patología degenerativa aún sin tratamiento, que causa ceguera. Una posible nueva terapia para combatirla se podría basar en un fármaco usado actualmente contra el cáncer y algunas otras enfermedades, a juzgar por los resultados de una nueva investigación.
El estudio lo ha realizado un equipo de científicos liderado por la doctora Ayse Sahaboglu de la Universidad de Tubinga en Alemania, y en el que ha colaborado María Miranda Sanz, coordinadora del Grado en Óptica y Optometría de la Universidad CEU Cardenal Herrera en España.
El grupo de inhibidores farmacológicos de la enzima poli ADP ribosa polimerasa (PARP), estudiado por este equipo internacional, tiene actualmente aplicaciones en el tratamiento del cáncer y en enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas. Por ello, para evaluar su eficacia en el tratamiento de la retinosis pigmentaria hereditaria, especialistas en estos ámbitos han colaborado también en el estudio, publicado por la revista científica Cellular and Mollecular Life Science.
Según explica la profesora María Miranda, investigadora principal del Grupo de Estrategias Terapéuticas en Patologías Oculares de la CEU UCH, “el exceso de actividad de la enzima PARP es un factor involucrado en la degeneración hereditaria de los fotorreceptores de la retina. Los inhibidores ya conocidos para esta enzima, hasta ahora empleados en otras patologías, podrían tener un efecto en la retinosis pigmentaria hereditaria y por eso en este estudio se ha seguido una estrategia de reposicionamiento de medicamentos, es decir, de aplicación de compuestos ya conocidos a una enfermedad diferente. Esta estrategia permite desarrollar nuevas terapias con menos costes y en menos tiempo, lo que es importante en el caso de la retinosis pigmentaria, para la que todavía no existe tratamiento”.
El estudio en el que ha participado la profesora de la CEU UCH María Miranda ha aplicado en un modelo experimental animal dos inhibidores de PARP. “Además de avanzar en el conocimiento del papel de PARP en la degeneración de la retina, se ha demostrado que la aplicación de ambos inhibidores de la enzima PARP estudiados han reducido entre un 25% y un 40% la muerte celular de los bastones o células fotorreceptoras de la retina. Uno de los dos inhibidores estudiados, BMN-673, ha mostrado especial potencial para una rápida aplicación clínica El segundo, 3-aminobenzamida, ha demostrado su eficacia a nivel nanomolar”, destaca la investigadora María Miranda.
Para este estudio, la profesora Miranda, de la CEU UCH, ha colaborado con investigadores del área de Oftalmología Experimental del Instituto de Investigación Oftalmológica de Tubinga, en Alemania, liderado por la doctora Sahaboglu. Y también con especialistas del Departamento de Ciurgía Cardiovasular del Hospital Universitario de la ciudad alemana y del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas (DZNE). Además, han participado en este estudio investigadores de las universidades turcas Bahcesehir University, de Estambul, y Erciyes University, en Kayseri, y de la Universidad Nacional Autónoma de México.
María Miranda Sanz es investigadora principal del Grupo de Estrategias Terapéuticas en Patologías Oculares, integrado por los profesores e investigadores de los Grados en Óptica y Optometría y en Farmacia de esta Universidad, Rosa López Pedrajas, Inmaculada Almansa, Teresa Olivar, Mónica Pascual, Vicente Hernández Rabaza, Ivan Zipancic y María Amparo Sánchez Fideli.
Este equipo investigador ha realizado diversos estudios para contribuir al desarrollo de futuros tratamientos para la retinosis pigmentaria, que podrían ser eficaces para frenar el deterioro en la visión que causa, como el uso de progesterona, o el más reciente, sobre combinación de progesterona y ácido lipoico, publicado el año pasado en la revista científica Frontiers in Pharmacology. (Fuente: CEU-UCH / DICYT)