En 1991 un patólogo de la Universidad de Manchester, en Reino Unido, llamado Emyr Benbow escribió una carta al editor del Jornal Británico de Oftalmología acerca de un fenómeno con un nombre cuando menos curioso. “Incluso los síntomas más triviales son fácilmente tolerables si les puedes poner un nombre”, escribió, “aunque esto solo produzca un entendimiento ilusorio de su significado. El término al que se refería era “foto-estornudo”. Examen de la vista Benbow sufría de una curiosa dolencia por la cual al pasar de un ambiente oscuro a otro más iluminado estornudaba. Al descubrir que esto le pasaba a gente normal, se sintió un poco mejor. La primera investigación sobre este fenómeno data probablemente de los años 50 y fue realizada por un investigador francés apellidado Sedan. Sedan descubrió que algunos paciente estornudaban cuando usaba el oftalmoscopio para examinar sus retinas. Al comenzar a investigar descubrió que tales pacientes también estornudaban cuando se los exponía a la luz solar, al flash fotográfico y, en un caso, luz ultravioleta. Al describir el fenómeno anotó que el estornudo ocurre mientras el paciente se ve expuesto a la luz, y no continúa cuando ya están del todo expuestos. Ya que Sedan no pudo encontrar nada sobre este fenómeno en la literatura médica concluyó que sería algo poco común. Pero para cuando el médico H. C. Everett, que parece haber sido el primero en hablar de “reflejo de foto-estornudo”, escribió sobre le fenómeno en una revista médica en 1964, se sabía bastante más. Un dato era que parecía bastante más común de lo que en un principio se creía que era. Según estudios podría afectar a entre un 17 y 35% de la población mundial: al 23% de los pacientes en el estudio de Everett y al 24% de donantes de sangre en otro estudio. Luz brillante, grandes estornudos Ahora se sabe bastante más de la biología tras este no tan raro fenómeno. En 2010 un grupo de científicos dirigidos por el investigador Nicholas Eriksson halló posibles alteraciones genéticas que podrían provocar este tipo de estornudo, tras analizar los genotipos de unos 10.000 pacientes. Una de las alteraciones está situada cerca del gen asociado con ataques epilépticos inducidos por la luz, lo que sugiere la posibilidad de una conexión biológica entre los dos síndromes. Hay pocos estudios hechos en el laboratorio sobre este fenómeno, pero un doctor de Cleveland, Estados Unidos, reportó un caso interesante. Cuál es la conexión? A pesar de la información que los científicos han podido recolectar sobre este fenómeno nadie sabe exactamente cómo la estimulación óptica lleva al estornudo, pero una posibilidad es la conexión que existe entre los ojos y la nariz.   O también podría ser el resultado de un proceso llamado “generalización parasimpática”, que ocurre cuando un estímulo excita una parte del sistema nervioso parasimpático y otras partes del sistema son también activadas. Así que cuando la luz brillante provoca que las pupilas se contraigan, esto podría causar indirectamente secreción y congestión en las muco-membranas nasales, lo que lleva al estornudo. Podría sonar como un asunto muy trivial, pero tal como dijo Benbow en su carta de 1991, puede resultar incluso peligroso en según la situación. “Descubrimos que una repentina exposición a la luz al salir de un túnel de suficiente largo seguramente provocará un estornudo, e incluso un breve momento de ceguera”, escribe.

Publisher: Lebanese Company for Information & Studies

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