Los animales del sexo masculino son el género más enfermizo. De acuerdo a un estudio realizado en el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los investigadores determinaron que los machos emplean su energía en la competencia por reproducirse, por lo que su sistema inmune se debilita provocando enfermedades infecciosas y su pronta muerte. “Una de las grandes diferencias entre machos y hembras es que los primeros invierten más a tener el mayor número de hijos posible, por lo que destina más energía a características sexuales para atraer pareja, como el canto, el color y la conducta de cortejo, haciendo que su sistema inmune se deprima, que contraigan enfermedades y mueran. En tanto, la actividad principal de las hembras si bien es tener hijos, nunca tantos como lo tendrían los machos, por ello su energía se nivela en diversas funciones descuidando menos su sistema inmune”, explicó el doctor en Ecología Evolutiva, Alejandro Córdoba Aguilar. El antecedente de este trabajo fue un estudio realizado por la investigadora estadunidense Marlene Zuk, quien definió que es más común que los machos alojen parásitos cuando su sistema inmune está débil, por ello mueren más jóvenes. El equipo de trabajo, integrado también por el doctor Roberto Munguía-Steyer de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, realizó la investigación “El sexo más enfermizo: entendiendo los sesgos en infecciones por parásitos, distribución de recursos y adecuación en machos”, desarrollada en el río Amacuzac, Morelos, con la observación de 10 especies de libélulas, de ambos sexos en etapa adulta, e infectadas con parásitos. “A los machos les dimos diferentes cantidades de comida y de parásitos. Observamos que cuando ingieren buen alimento se siguen parasitando, mientras que una hembra bien alimentada se defiende mucho mejor”, precisó el académico universitario. Además, los investigadores midieron la cantidad de lípidos, es decir, la energía almacenada en la musculatura de las libélulas, y detectaron que las hembras pueden tener hasta 0.5 miligramos más que los machos. Es importante señalar que, de acuerdo con el INEGI, en 2013 hubo 342 mil defunciones de hombres y poco más de 269 mil muertes de mujeres en México, por lo que esta investigación podría ayudar a la salud pública. “Concluimos que los machos nos morimos pronto porque nos parasitamos más. Usamos la comida de una forma diferente, la destinamos a funciones sexuales mientras que las hembras la utilizan de forma más balanceada, para respuesta inmune y defenderse contra patógenos y otras funciones incluyendo las sexuales. Así, conociendo las diferencias genéticas nos ayudaría a entender cómo remediar el por qué los hombres son más susceptibles y buscar tratamientos médicos”, concluyó el científico Córdoba Aguilar