Numerosas compañías internacionales se encuentran desarrollando terapias y dispositivos encaminados a recuperar la visión y ofrecer así una nueva esperanza a las personas ciegas. Pero aún se conoce muy poco acerca de cómo verán el mundo los pacientes que se sometan a estos procedimientos. Un nuevo estudio de un equipo de investigadores de la Universidad de Washington ha –publicado este lunes en la revista ‘Philosophical Transactions B’– intenta dar respuesta a esta incógnita con una serie de simulaciones visuales. Estas muestran lo que una persona ciega con la visión restaurada podría ver, informa el sitio web de la citada universidad estadounidense. La investigación se ha elaborado a partir de la aplicación de dos terapias visuales. El informe concluye que, aunque se hayan realizado avances importantes en este campo, la visión artificial puede ser muy diferente de lo que científicos y pacientes habrían asumido previamente. “Esta es la primera simulación visual de vista restaurada de forma realista. Ahora realmente podemos decir: ‘Así podría ser el mundo si se tiene un implante retinal'”, afirma Ione Fine, autor principal del estudio, que sostiene que el trabajo ayudará a crear mejores implantes sin disparar a ciegas. Los investigadores han creado un video que plasma el momento en el que un niño monta en motocicleta con una simulación de lo que las personas con prótesis visuales pueden llegar a percibir con un implante de muy alta resolución. El primer panel muestra el modelo de marcador ideal (el punto de visión óptima hacia el que se tiende). El panel central muestra los efectos de la estimulación eléctrica; ésta provocará respuestas tanto en las células ‘on’ y ‘off’ de la visión (esto es lo que da lugar a que los bordes aparezcan dispersos) y un cierto estímulo de los axones de las células ganglionares de la retina (causa de la ‘raya’ que se aprecia en la imagen). Por último, el panel de la derecha muestra los efectos de la estimulación optogenética y la de una pequeña molécula ‘photoswitch’ (la cual se modifica químicamente para convertirse en activa o inactiva después de la exposición a ciertas longitudes de onda). De esta forma solo se activarían de forma selectiva las células ‘on’ de la visión (lo que crea el efecto de que existe un borde): la tasa de respuesta sería lenta comparada con la visión natural (por lo que el niño parece desaparecer en algún momento).