JAVIER SAMPEDRO Una de las cualidades más chocantes de los sueños es su imaginería vívida y asombrosamente detallada, su mundo visual intrincado y revestido de ese aire de realidad que deja perplejos cuando se recuerdan al despertar. Un estudio neurofisiológico con 19 personas dormidas revela ahora la causa: la actividad cerebral durante el sueño REM —el sueño con sueños— es muy parecida a la de la vigilia, cuando estamos despiertos. Si las imágenes durante el sueño parecen reales es porque para el cerebro lo son. El resultado resta misterio al sueño, pero le añade lógica neuronal. La investigación de Yuval Nir, Itzhak Fried y sus colegas del Laboratorio de Ciencias Cognitivas de París, la Universidad de Wisconsin en Madison y la Universidad de Tel Aviv se basa en un análisis extenso, durante la vigilia y el sueño, de la actividad eléctrica de un total de 2.057 neuronas individuales y unos electroencefalogramas particularmente precisos, con los electrodos situados dentro del cráneo. Han podido hacerlo porque los 19 voluntarios eran pacientes epilépticos sometidos a cirugía intracraneal. Los resultados aparecen en la revista Nature Communications. El sueño sigue siendo tan misterioso hoy como en la antigüedad, y será difícil encontrar un tópico sobre el que se hayan escrito más tonterías sin el menor fundamento, pero uno de los descubrimientos seminales sobre esta materia ocurrió en los años cincuenta: el del sueño REM, la fase principal en la que ocurren los sueños. REM son las siglas de Rapid Eye Movements, o movimientos rápidos de los ojos. La pregunta obvia perdura desde su hallazgo: ¿son esos movimientos un signo de que el cerebro del durmiente está emulando el procesamiento de las señales visuales típicas de la vigilia? El trabajo de Nir y sus colegas no llega a demostrar que ese sea el caso, pero sí convierte la idea en la hipótesis más probable sobre el sueño REM. Los científicos muestran que las neuronas individuales se comportan de un modo muy similar, en todos sus detalles (grado de actividad, frecuencia de las ondas de potencial, fases típicas de latencia y cese de actividad), a cuando están en vigilia. Los científicos muestran que las neuronas individuales se comportan de un modo muy similar, en todos sus detalles, a cuando están en vigilia Esto es particularmente cierto en un área concreta del córtex cerebral —el lóbulo temporal medial— que, según se sabe por estudios anteriores, está directamente implicada en la formación de memorias visuales de alto nivel: el nivel en que, por ejemplo, los rasgos de una cara dejan de importar y la cara en su conjunto pasa a constituir un significado en sí misma, esté en la orientación que esté, y poniendo el gesto que se ponga. “Dado que la actividad del lóbulo temporal medial está íntimamente relacionada con la consciencia visual”, dicen los científicos, “nuestros resultados pueden implicar que los movimientos rápidos de los ojos durante el sueño REM reflejan un cambio de la imaginería visual en los sueños, pero se necesitan investigaciones adicionales para establecer esta posibilidad de forma inequívoca”. En los hombres, el sueño REM también se asocia a las frecuentes erecciones del pene que ocurren por la noche. Sobre este punto también se necesitan toda clase de estudios adicionales. Por cierto, no van necesariamente asociadas a sueños eróticos, como tal vez habría esperado Freud. No solo las lecturas de las neuronas individuales revelan el gran parecido entre los sueños y la vigilia: también la detección por electroencefalograma (EEG) apunta en el mismo sentido. El EEG tiene el inconveniente de su escasa precisión cartográfica, pero la ventaja de que las grandes ondas y variaciones de potencial que detecta son fenómenos globales del córtex cerebral, y en muchos casos se asocian a procesos de alto nivel, como el procesamiento semántico del lenguaje. La interpretación de los sueños está todavía lejos. Para descifrarlos, sin embargo, ayudará mucho saber lo mucho que se parecen a la vida misma. Melodías a la vista Considerados de modo superficial, los movimientos rápidos de los ojos durante el sueño REM pueden parecer muy distintos a los de cuando se está consciente y mirando algo. Cuando se lee, los ojos parecen moverse por las letras de manera continua y parsimoniosa. No es cierto. Como demostró un oftalmólogo francés del siglo XIX, Émile Javal, por el sencillo procedimiento de adosar un pequeño espejo al margen del libro que estaba leyendo. Mientras él creía seguir la secuencia de letras con parsimonia, el espejo le decía la verdad: sus ojos se movían con rapidez de manera discontinua, con unos tirones bruscos que denominó saccades, sacudidas en francés. Los movimientos rápidos del ojo al mirar algo se siguen llamando saccades en la literatura científica. La traducción española “movimientos sacádicos” resulta patética. Con “sacudidas” nos valdría. Cuando miramos una cara, o la foto de una cara, también se hace a sacudidas, aunque casi siempre seamos inconscientes de ello. Miramos a un ojo, al otro, a la boca, otra vez al ojo, a la punta de la nariz, al otro ojo… Lo percibimos como una cara vista de una vez y en su todo glorioso, como si fuera el nombre de esa persona. Pero solo es una melodía, una secuencia de notas que percibimos como un todo, sin serlo.