Chile es uno de los países con mayor actividad sísmica del mundo y vive terremotos fuertes con frecuencia, como el seísmo de magnitud 8,3 que sacudió la noche de este miércoles y dejó, al menos, 11 muertos. Sin embargo, el número de víctimas habría sido mayor sin los programas de emergencia que han implementado las autoridades de esa nación andina en los últimos años. El devastador terremoto de magnitud 8,8 y el posterior tsunami que arrasaron el país en 2010 provocaron la muerte de 525 personas y cuantiosos daños materiales. Sin embargo, muchas personas perdieron la vida debido a que los sistemas de alerta fallaron y las autoridades habían descartado una amenaza de maremoto, debido a la confusa información con la que contaban, señala el portal ‘La información’. Es verdad que la energía liberada por el terremoto de hace cinco años era cercana a la de 100.000 bombas atómicas. No obstante, las acciones que el Gobierno y los ciudadanos chilenos ejecutaron desde entonces han ayudado a manejar mejor la emergencia provocada por el terremoto de este miércoles, que el Servicio Geológico de EE.UU. ha calificado como el mayor de 2015. Así, a partir de 2010 Chile implementó diversas medidas para poder evitar la cantidad mayor de las víctimas mortales en estos casos, entre las que dstacan:
- Mejorar las posibilidades de comunicación en casos de catástrofe. Por ejemplo, un sistema de alerta temprana envía mensajes de texto a la población en caso de emergencia. Este mismo método se emplea para dar avisos a través de la televisión digital.
- Implementar programas de educación para que la gente sepa qué hacer en casos de emergencia: modernizar o crear programas de entrenamiento para la población y distribuir materiales de sensibilización en lugares públicos.
- Aprobar la “Normativa nacional antisísmica en materia de construcción. Bases y proyecciones”, una reglamentación para que las viviendas soporten terremotos de gran potencia.
- Imponer una fiscalización más estricta en la construcción de edificios e infraestructuras.
- Organizar simulacros para que la población sepa qué hacer en caso de emergencia. En los colegios son obligatorios tres veces al año.
Todos estos pasos han contribuido a evitar que tengamos que lamentar un escenario similar al de 2010.