La carrera por los recursos naturales se hará más frenética en la medida en que se aplace la apuesta decidida hacia la masificación del uso de las energías renovables en detrimento de la energía fósil, ya en declive y altamente contaminante. Mientras más se tarde en dar este paso, la posibilidad de confrontaciones y sus flagelos derivados por el apropiamiento de los recursos naturales escasos será más palpable, por no hablar de las catástrofes ambientales, un tema ya bastante trillado, y sus impactos en las poblaciones más vulnerables. Los mercados energéticos deben reaccionar ante este desafío y el afán rentístico debe dar paso a la conciencia.
De acuerdo a la opinión de muchos analistas los recursos energéticos mundiales resultan suficientes para satisfacer la demanda actual y prevista en las próximas décadas, pero la disponibilidad de los mismos se prevé que será cada vez más costosa. Básicamente entran en juego factores como las tecnologías disponibles, la capacidad de almacenamiento, los canales de distribución, la democratización, la regulación para un acceso equitativo de agentes y sectores interesados, voluntad política y sobretodo, liderazgo. Un liderazgo apropiado para los momentos actuales y venideros; es decir, transparente y razonable, coherente con la ingente necesidad de dar un vuelco a esta carrera frenética hacia el abismo al que conducen el despilfarro energético y su estela de contaminación y degradación ambiental.
La comodidad provista por las fuentes fósiles introdujo a la humanidad en un gran letargo del que aún no logra escapar. El hecho de perforar extraer y quemar se arraigó tanto en la cultura industrial de la época que se convirtió en un símbolo característico del siglo XX y aún del XXI, en el motor del desarrollo, el impulso para superar los límites de la escasez, la movilidad, el hambre y la comunicación. El confort ha sido la obsesión perseguida desde que el acceso a las fuentes fósiles se convirtió en una actividad masiva y a la orden del día para los grandes inversores. La dependencia de la energía derivada de estás ha llegado a tales límites que no se visualiza aún la vida sin su fácil disponibilidad. Todavía la humanidad se aferra a su omnipresencia, no se resigna a su creciente escasez y a tener que abandonar su uso para volver a las fuentes renovables primarias. Lo paradójico es que todo ello ha llevado a un gran deterioro ambiental y al impulso, de acuerdo al IPCC, de un calentamiento atmosférico acelerado que pone en riesgo la estabilidad social y política mundial.
Es claro que es el momento propicio para dejar atrás progresiva y oportunamente la energía proveniente de las fuentes fósiles, de no hacerlo ahora las posibilidades de recuperar o reestablecer ecosistemas en deterioro, especies en vía de extinción y desacelerar el ritmo del calentamiento, se reducen considerablemente; sin embargo, es necesario que para ello se establezcan acuerdos pertinentes sobre la base del bien común y de la integración. Además, se debe tener en cuenta que la oferta directa o indirecta de la energía solar, el viento y las mareas no son coincidentes con los tiempos de demanda del hombre, esta es variable con la latitud, con la estación, con el día y la noche; por lo tanto, el reto es como se integran, como se almacenan, como se hacen sistemas más baratos y ubicuos, económicamente alcanzables para todo el mundo.
El enfoque en la generación de energías renovables debe superar el escollo de la desigualdad, propiciar el acceso libre de todos a un consumo mínimo sustentable sin dejar de lado que hoy en día el medio ambiente debe ser el condicionante principal de la tecnología energética.
Los mercados energéticos y sus subsectores son muy heterogéneos y las características de naturaleza geológica, técnica, geopolítica, de mercado, fiscal y de regulación, varían según el combustible, según la etapa de la cadena del combustible y según la región. Integrarlos para acudir al llamado del planeta y a la preservación y restauración ambiental es un reto que se debe acometer antes de que sea demasiado tarde.
Nelson Vásquez Castellar
fuente:.cambioclimatico